Sábado 24 de Noviembre de 2007 Edicion impresa pag. 04 > Nacionales
Militar que trabajaba en la Rosada fue asesinado

El sargento que trabajaba en la Casa Militar de la Casa Rosada y fue hallado semidecapitado en Chapadmalal a principios de este mes fue asesinado de un balazo en la cabeza y no se suicidó, como creyeron en principio los investigadores, informaron ayer fuentes policiales y judiciales.

Esa es la principal hipótesis que sigue la Justicia marplatense, luego de que la autopsia determinara que Jorge Oscar López, de 40 años, tenía un disparo en el cráneo y que las lesiones en su cuerpo, producto de la caída al acantilado, fueron post mortem.

Fuentes de la investigación revelaron a Télam que el suicidio de López está descartado porque el sargento era diestro y el balazo lo tiene del lado izquierdo de la cabeza. Además, tanto el estallido del cráneo como otras fracturas y lesiones que presentaba el cadáver fueron post mortem.

Según explicó un experto forense, en caso de que López se hubiera suicidado al borde del acantilado y luego caído al vacío, las lesiones del cadáver serían vitales porque en el trayecto su sangre hubiera seguido bombeando por unos segundos.

Otro aspecto que los investigadores tienen en cuenta para sostener que López fue asesinado y luego arrojado al acantilado es que en los últimos días la Policía realizó rastrillajes en la zona de Chapadmalal, donde apareció el cadáver, y no halló ningún arma.

El 12 de octubre pasado, López, quien vivía en el barrio porteño de San Telmo, se despidió de su esposa y sus dos hijos para supuestamente ir a trabajar, pero no concurrió y la mujer denunció la desaparición ante la fiscal de instrucción 30 de Capital Federal, Marcela Sánchez.

Algunos familiares y amigos declararon que notaron que el sargento estaba "raro", pero el militar no le había manifestado a nadie que tuviera planeado abandonar su hogar.

El 5 de noviembre, un grupo de niños encontró un cadáver semidecapitado en una playa de Chapadmalal, 30 kilómetros al sur de Mar del Plata, y tras efectuarse una comparación a través de huellas dactilares se determinó que se trataba del suboficial del Ejército.

La decapitación no era desde el cuello, sino que le faltaba la cabeza desde la mandíbula inferior hacia arriba, por lo que los forenses creen que pudo haberle estallado luego de ser empujado y golpearse contra las rocas que hay en la zona. El cadáver tenía puesta la misma ropa que el sargento usaba desde el día de su desaparición y sólo le faltaba uno de los botines. (Télam)

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