El 28 de octubre la nación argentina tuvo cita con la democracia y un considerable grado de apatía cívica la acompañó. Aun con ella asistió a elecciones nacionales con el fin de elegir al más representativo y primer ciudadano del país.
En seis comicios presidenciales desde la vuelta a la democracia, la última fue la que menor participación registró y se implementaron diversos mecanismos para intentar influir en la decisión del ciudadano.
El ambiente político se caracterizó por agresiones, confrontaciones y encuestas sistemáticas influidas por quien las remuneraba, dejando de lado la necesaria objetividad.
El resultado de las urnas se encargó de confirmar y, en cierto modo, "revalorizar" o dar la razón a ese valiosísimo instrumento con que cuentan las asociaciones políticas por un lado y la sociedad por otro: las encuestas; las primeras, para obtener sondeos y panoramas y realizar mediciones sobre crecimiento o no, aceptación o rechazo que en la sociedad se produce con respecto a sus proyectos e ideas, y la sociedad, para el más sano fin de informarse y estar actualizada sobre qué sectores independientemente de que sean simpatizantes o no llegan con mayores posibilidades. De esta forma, se crea una invitación a informarse sobre qué es precisamente lo que propone cada sector y, por ende, qué diferencia a unos de otros, lo que aporta a la persona mayor criterio y capacidad de juicio y evaluación sobre qué proyectos son los más funcionales al interés de cada uno, para que el acto electoral no se convierta en una acción cargada de desinformación e indiferencia que se repite cada dos años.
Bajo mi óptica y mi convicción, el 28 de octubre pasado se puso "pausa" a distorsiones y desviaciones intencionales en ese puente de información entre la clase política y el ciudadano que son las encuestas. Éstas, más que buscar definir o captar a los indecisos, contribuyeron a seguir desgastando y desvalorizando esta herramienta, haciéndola parte de un conjunto de cualidades como la falta de credibilidad y poca seriedad y provocando la pérdida de objetividad, lo que afecta directamente su razón de ser. Cuando la razón de ser es manipulada o empapada por personalismos, se deja de lado la causa principal por la que algo fue creado y de esta forma pasa a ser un instrumento que deja de ser funcional para la gente para convertirse en objeto de críticas por parte de quienes tendríamos que considerarlo plenamente en cuestiones tan importantes como una elección nacional o municipal o para lo que fuese empleado.
Espero que y con las mejores intenciones la "pausa" que se realiza hasta las próximas cuestiones trascendentales en las que este mecanismo cuyo fin es informar para formar sea utilizado nuevamente, el objetivo de esta herramienta sea respetado y realmente se le dé el valor que merece, con prudencia y valorándolo como realmente debe ser: que cumpla el papel de puente entre la sociedad y sus futuras clases dirigentes para que el voto se emita a conciencia y sabiendo lo que representa cada nombre que ponemos en la urna.
A través de más de 40 años, la Argentina ha tenido una larga y dolorosa experiencia en materia inflacionaria. Ahora, al observar las medidas que se toman para combatir la creciente inflación, no podemos dejar de señalar que desconocer la historia es volver a cometer los mismos errores, como querer manejar los precios, los salarios, los tipos de interés, los beneficios y las pérdidas y exhortar a los hombres de negocios para que reduzcan los beneficios y rebajen los precios, como si esto dependiera de su buena voluntad y su determinación no estuviera sujeta a ley alguna.
La primera urgencia es atacar las causas que comprometen la estabilidad; las mismas causas dan lugar a idénticos efectos, y la moneda no es la excepción.
La inflación es la manifestación de una crisis económica que inicialmente aparenta prosperidad al aumentar la cantidad de dinero en circulación. La ulterior y progresiva degradación del valor del dinero muestra que no se trata de un fenómeno monetario que se traduce sólo en variaciones de precios.
Actualmente el gobierno no sólo no recurre al control de precios y salarios sino que aplica una serie de medidas que restringen la libertad y la actividad económica. Crecen el estatismo y la dependencia social, la planificación económica se encamina a sustituir la competencia, hay un mayor control sobre la actividad económica del mercado, se percibe un estancamiento industrial, comercial y agropecuario y se priva a la gestión empresaria del uso de tecnologías que podrían mejorar el bienestar general y la calidad de vida de la comunidad.
En una sociedad es imprescindible el crecimiento económico, basado en una estabilidad monetaria que se asegure a través de planes de política fiscal y monetaria que eliminen cualquier incertidumbre futura. El éxito del corto plazo es básico para construir el bienestar del largo plazo.
Cuando se estudian soluciones a grandes o pequeños problemas es imprescindible contar con elementos que describan con toda libertad y verdad la naturaleza de esos problemas. Por ello, no entendemos la política de los burócratas oficiales de distorsionar índices importantes para entender y conocer la real situación del mercado; tampoco se entiende la presión oficial para utilizar datos apartados de la realidad. Lo único que se ha conseguido es falta de credibilidad en la política económica oficial.
Soy empleada de la administración pública más precisamente, del ISSN desde hace ya casi 18 años.
Llegué a esta provincia hace 20 años con una familia recién formada y un diploma de farmacéutica bajo el brazo.
Tuve la oportunidad de comenzar a trabajar en la obra social provincial a través de la publicación, en este diario, del concurso para cubrir un cargo de auditor farmacéutico, en el que fui elegida. Desde ese momento creo haber trabajado con dedicación y responsabilidad.
Este empleo me ha permitido vivir dignamente y crecer en mi profesión. He visto muchas cosas; se han tomado muchas decisiones, algunas que compartí y otras que acaté aun sin estar muy convencida de las mismas.
Pero llega un punto en el que uno no puede mirar al costado y dejar que los hechos transcurran irremediablemente, porque cuando lo que está en juego son los valores esenciales de la vida, callarse significa ser, de alguna manera, cómplice.
En los últimos años, quizá más que en otras épocas, un puesto de empleado público se ha convertido en la forma de pagar favores por parte de los funcionarios políticos de turno, algo que resulta muy sencillo de hacer, máxime cuando los recursos son del Estado y es muy fácil ser generoso con el dinero ajeno.
Sin duda ha ingresado gente valiosa, trabajadora y comprometida, pero también la puerta se abrió para los otros, vagos, corruptos y predispuestos a sacar el mayor provecho con el mínimo esfuerzo, total, el Estado paga.
Recientemente me tocó vivir una experiencia por demás negativa, por la renovación del contrato a una persona que obviamente no pertenece al primero de los grupos a que hice referencia.
Lo más lamentable de todo esto es que, por un lado, la parte gremial (conformada también por empleados de instituto) defiende cualquier causa, movida sólo por el afán de ganarle la pulseada a la patronal y sin el menor análisis ni conocimiento de la situación, y la parte jerárquica no hace valer su autoridad para que se cumplan las cláusulas de un contrato.
Si los gremialistas creen que son vencedores, se equivocan; el desatino de sus actos va en desmedro de todos los empleados públicos. Por eso les pido que, cuando luchen por nuestros intereses, a mí me dejen afuera porque, si defenderme significa meterme en la misma bolsa con los vagos, corruptos e inescrupulosos, prefiero quedarme con lo que tengo, mi dignidad, que no se vende a ningún precio.
Al gobernador y la vicegobernadora electos les pido con mucho respeto que analicen muy bien el perfil de los futuros funcionarios que ocuparán cargos jerárquicos en el próximo gobierno. Comiencen la gestión siendo diferentes de sus antecesores, designando personas con valores morales, idóneas, dispuestas a comprometerse con la función pública para darle la jerarquía que ésta merece... que no sea más de lo mismo. No desaprovechen esta oportunidad histórica que se les presenta. Que el bien sea para todos y no para unos pocos.
Hola. Conozco mucho de la fundación "Manos que ayudan", la cual es dirigida por mi amiga Noemí Bascur. Viví de cerca muchos sueños cumplidos por ella, donde dio el todo por el todo.
Ahora ella necesita de nosotros. Mi deseo es que esta carta de agradecimiento escrita por ella misma se publique, porque a partir de ese momento se van a organizar eventos para ayudarla. Por medio de ésta pueden conocerla y así aportar un granito de arena. ¡Muchas gracias!
Si bien las noticias del barrio Ciudad Industrial - Jaime de Nevares de Neuquén capital no siempre son buenas, esta vez me gustaría cambiar el enfoque y referirme al curso de panificación artesanal para chicos con capacidades diferentes que se dicta en el Centro de Formación Profesional Nº 2, dependiente del Consejo Provincial de Educación.
Este curso cuenta con una matrícula de ocho alumnos, siete mujeres y un varón. Estos chicos ya son egresados de colegios especiales, pero lo que este curso busca insertarlos a futuro en el mercado laboral como cualquier ciudadano de este país con derecho a un trabajo remunerado y digno. La capacitación puntual es panificación, huerta, asistencia en educación básica y asistencia mediante charlas sobre sexualidad con una profesional.
Esta tarea se lleva adelante gracias a la labor del director del establecimiento, Luis Bustos; de la docente, Susana Monticchio; de la docente asistente, Virginia Curriñir; de la secretaria, Delia Hueyquimil, del personal del establecimiento y de todos los papás que nos acompañan día a día y creen en este proyecto. A todos ellos, muchas gracias por el trabajo y el cariño puestos al servicio de estos chicos que tanto lo necesitan, sin olvidarnos de que ellos también precisan un lugar y un trabajo en nuestra sociedad.
Para terminar, me gustaría recordar unas palabras de quien en vida fuera Juan San Sebastián, cura párroco y gestor de esta institución: "Sigamos construyendo puentes entre los que tienen y los que no tienen nada".
Las naftas siguen aumentando más en la región que en Buenos Aires
Lejos de la época en la que se disfrutó en la zona de la tarifa Comahue, los aumentos de los precios de las naftas instrumentados desde principios de año por las compañías petroleras se sintieron con mucha más fuerza en el norte de la Patagonia que en la Capital Federal y llevaron a que todas las naftas fueran más caras en esta zona que en la ciudad de Buenos Aires.
La diferencia en los incrementos aplicados aquí va desde el 3 al 15%, siendo aún mayor en el caso de las naftas premium.
Este desequilibrio en los precios de las naftas quedó plasmado en un informe elaborado por la Secretaría de Energía de la Nación, que consigna el valor de cada combustible por localidad mes a mes durante años.
El trabajo de la cartera energética nacional no tuvo en cuenta los últimos incrementos registrados en esta zona del país.
Los precios no los ponen los dueños de las estaciones de servicio sino las petroleras de manera directa.
El estudio evidencia las diferencias existentes hasta agosto del año en curso entre el área más poblada del país y nuestra región, diferencias que muestran por ejemplo que tanto en la ciudad de Neuquén como en Roca no sólo hubo más incrementos en los precios sino que además la mayoría de las subas fueron más fuertes.
A pesar de que del subsuelo de Neuquén se extrae el 25% del petróleo nacional y que Río Negro también participa del mercado productivo, los precios de las naftas reflejan que es mucho más caro cargar combustibles aquí que en otros sitios como las ciudades del Gran Buenos Aires o La Plata. Las diferencias entre estas populosas localidades y la región son tan distorsivas que llevaron a que el gasoil de la principal compañía (YPF) fuera más barato en la capital de la provincia de Buenos Aires que en las localidades del sur, donde rige todavía una tarifa subsidiada.
En Neuquén el gasoil acumuló entre enero y agosto una suba del 14,55%. En Roca el incremento llegó al 17,19%, casi seis puntos por encima del 11,64% que subió el gasoil en la Capital Federal.
Estas diferencias se hacen más evidentes en la brecha que separa el centro del país de la región, donde comparativamente pasaron del 8% al 12% siempre en desmedro de esta zona.
Las mayores diferencias se registraron en las naftas premium, aquellas cuyas subas parecen no molestar a la Secretaría de Comercio Interior del gobierno nacional ya que no forman parte de la canasta de productos contemplados a la hora de medir la inflación.
De acuerdo con el informe, hasta agosto los precios de las naftas premium en la ciudad de Neuquén acumularon una suba del 23,61%, en Roca el alza llegó al 25,75%, mientras que en el mismo período en Capital Federal el incremento sólo llegó al 10%.
Estos porcentajes han quedado relegados en las últimas semanas por una serie de aumentos que en la zona llevaron este tipo de combustibles a cerca de los 3 pesos, acumulando un alza del 45%.
La brecha con la ciudad de Buenos Aires se incrementó también en este tipo de naftas, pasando esa diferencia en enero del -0,5% al 10,4% y al 11,31% en Neuquén y Roca, respectivamente.
Estas diferencias no sólo fueron producto de que en la zona hubo tres incrementos más que en Buenos Aires sino que, por ejemplo, mientras el aumento en agosto fue del 6% en la región, en Capital Federal el alza sólo fue del 1,37%.
LAS SÚPER
En lo que hace a las naftas súper, en los primeros ocho meses del año sus incrementos hicieron que el precio en Buenos Aires pasara de ser un 1% más caro que el promedio nacional a ubicarse un 7,14% por debajo de esa media.
En nuestra región la diferencia con la zona más poblada del país se acrecentó entre un 8 y un 9%, marcando en ese período un salto de 23 centavos en Neuquén contra uno de sólo 6 centavos en Buenos Aires.
Mientras muchos neuquinos y rionegrinos recuerdan con añoranza la época en la que rigieron las tarifas especiales, las subas aplicadas en este año llevaron a que llenar el tanque en la zona fuera mucho más caro que en Capital Federal, donde con los incrementos registrados en las últimas semanas apenas se llegó al precio que los valletanos debieron pagar hace tres meses.
