Con el transcurso de los años, el Movimiento Popular Neuquino pierde, poco a poco pero sin parar, la influencia avasalladora que en su juventud tuvo sobre la sociedad neuquina. No obstante, y a pesar de que sus líderes cambien de Sapag a Sobisch, de Sobisch a otro Sapag continúa tan mañoso como lo fue al nacer, cuando les hizo pito catalán a los peronistas a quienes había prometido volver a ese partido cuando se levantara la proscripción que, desde 1955, lo convertía en un desaparecido.
Desde 1963, el MPN gobernó cómodo con el sistema de representación establecido en la Constitución de 1957: quince legisladores para el primero en votos, diez para el segundo y ahí concluía el reparto. La "gobernabilidad" estaba asegurada.
Después de ese primer período en el poder, la gobernabilidad fue todavía mayor. Entonces, entre marzo de 1970 y mayo de 1973, la Legislatura dejó de ser un poder porque fue suprimida. La dictadura militar que desplazó al gobierno de Arturo Illia el 28 de junio de 1966 dejó en pie, como es usual cuando los generales se sienten llamados por la Divina Providencia en carnada, en este país, por la jefatura católica para salvar a la Patria, sólo al Poder Ejecutivo. El Judicial sobrevivió como una ficción y el Congreso se vació de diputados y senadores (algo que, a decir verdad, alguna gente anhelaba).
Quiere decir entonces que el quórum para legislar fue de uno. Sin embargo, la ilusión militar de que así se aseguraba la "gobernabilidad" se desvaneció a los tres años, con aquella sublevación popular conocida como "Cordobazo". El régimen de Juan Carlos Onganía quedó herido de muerte pero, como no lo sabía, intentó salvarse recurriendo a los gobernadores "naturales", que eran los que tenían una base social importante. Así fue como el MPN, con el unánime consentimiento de su dirigencia, volvió al poder en marzo de 1970.
La norma constitucional del quince a diez sobrevivió hasta 1993. El 25 de noviembre de ese año, la Legislatura aprobó un proyecto de enmienda constitucional enviado por el gobernador Jorge Sobisch (e impulsado por el ministro de Gobierno, Osvaldo Pellín) que estableció la representación proporcional, posteriormente convalidada en una consulta popular.
Dijo Sobisch entonces que el cambio constitucional "refleja un nuevo modelo en el que queremos vivir los argentinos... que en Neuquén tiene que ver con la participación y el pluralismo político". Salute.
Satisfecho con la enmienda, destacó que los sectores que a lo largo de 30 años "quedaban fuera de la Legislatura, hoy tienen la posibilidad de participar activamente". Y dijo más: preguntado sobre quienes desde su partido se habían opuesto a la enmienda en nombre de la gobernabilidad el ex gobernador Pedro Salvatori entre ellos contestó que tenía "una gran satisfacción, porque durante las campañas interna y general, y a través de estos dos años de gobierno, a pesar de que había voces que se alzaban contra el sistema proporcional , yo persistí, de manera que también es importante la coherencia política". Vaya.
Sobisch no podía saber entonces, envuelto como estaba en los goces del triunfo, que pasados 14 años esas palabras se volverían en su contra. Pluralismo, coherencia, participación, son hoy flores marchitas en el altar del gobierno de un solo partido. "El Estado soy yo", parece decir el gobernador electo Jorge Sapag, al sostener, enfático, que "las minorías son minorías y la mayoría gobierna". Para su tío Felipe era "el que gana gobierna y el que pierde acompaña".
La Constitución provincial dispone que la Legislatura sólo puede sesionar con la mayoría absoluta de sus miembros. Esa mayoría fue siempre de la mitad más uno y, cuando el número de diputados se elevó a 35, por ser ese número impar la mitad más uno quedó fijada en 19. Pero el MPN, con sus satélites, sólo alcanza ahora a 18, de modo que hizo una rebajita, gracias a la cual el quórum se queda ahí, en 18. Así, el principio de la mitad más uno ha sido reemplazado por el de "más de la mitad" propiciado, según resaltó ayer Horacio Rachid, por la Real Academia Española (que por ser real es casi como que lo hubiera dicho don Juan Carlos "por qué no te callas" de Borbón). Estrictamente, la mitad de 35 son 17 y medio, de modo que 18 son más de la mitad.
La contundente declaración del gobernador electo que cobrará vigencia gracias al favor político del saliente pero no del todo se traduce en que quien gobierna es el partido. Desde su nacimiento, ese partido ha sido, a su vez, gobernado por un líder o conductor, con lo cual el gobierno queda en manos de una sola persona.
Es verdad que en muchos casos, se trate de estados provinciales o nacionales, el sistema funciona tal como lo ha definido Jorge Sapag con una franqueza algo brutal.
Pero la Constitución Nacional, de esencia republicana, establece que el gobierno es de los tres poderes del Estado. El de un único partido se corresponde con los regímenes totalitarios. Sapag, quien es abogado, sabe que en su segunda parte la Constitución aprobada en 1853 define las "autoridades de la Nación" para, a renglón seguido y en el título primero, referirse al "gobierno federal", separado en tres "secciones. La primera, el Poder Legislativo; la segunda, el Poder Ejecutivo y la tercera, el Poder Judicial. ¿De dónde saca Sapag eso de que "la mayoría gobierna"? Sólo de una costumbre, de una histórica mala costumbre determinante de que legisladores y jueces terminan siendo cortesanos complacientes de un poder unipersonal.
JORGE GADANO
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