PARÍS .-El presidente francés Nicolas Sarkozy se centró en una batalla que podía ganar, dividió a la oposición y salió airoso tras nueve días de huelga de los funcionarios del transporte público.
Sarkozy logró una imprescindible victoria para su amplio programa reformador al no ceden ante los empleados ferroviarios opuestos a la modificación de sus retiros y pensiones, para equipararlos con el resto de la sociedad francesa. "Me comprometí con esta reforma, como prometí", afirmó ayer henchido de confianza.
Los funcionarios estatales y municipales ferroviarios acordaron volver al trabajo con la promesa de que las negociaciones podría suavizar aunque no anular las reformas.
Pero a contramano de su tradicional estilo, el presidente francés fue cauto en este momento victorioso. "El fuego todavía arde y debemos evitar a toda costa reavivarlo", dicen con cautela en el Palazio del Elíseo ante las huelgas que se esperan ya para diciembre, como la de funcionarios públicos. En realidad, la huelga ferroviaria fracasó porque los sindicatos, convencidos de la necesidad de la reforma y las grandes concesiones que se prometen de los empleadores, persuadieron a su base muchas veces más intransigente que sus representantes de volver al trabajo. "Los métodos thatcheristas no son necesarios en 2007", analiza el diario "Le Figaro".
Al final, las compensaciones que recibirán los actuales empleados ferroviarios no los dejarán peor parados que antes de la reforma. Sarkozy no doblegó a los sindicatos como hiciera la "dama de hierro" británica Margaret Thatcher. El ferrocarril estatal debe cargar con el ahorro que necesitan urgentemente las arcas públicas.
Sarkozy insertó cuidadosamente una cuña entre los sindicatos moderados y los más extremistas, y la oposición socialista fue incapaz de resistir sus tácticas metódicas y calculadas.
Pero ha perdido algunas plumas en este conflicto. Su popularidad cayó cinco puntos al 58% entre los franceses, a quienes la huelga dejó patente que las reformas impulsadas por el presidente los harán pasar por caja. El presidente había prometido también que sería el presidente "del poder de compra", y se aumentó el sueldo. Ahora los votantes reclaman su parte. (AP/AFP)