Tigre sufrió 93 minutos. Sólo entonces sumó los tres puntos que lo ubican segundo, a dos puntos del líder Lanús, y obliga al "granate" a no relajarse mañana cuando juegue ante Argentinos y a Boca, a ganarle a Arsenal para no caer al tercer lugar.
Anoche, el equipo de Victoria pudo derrotar a Rosario Central 2-1 recién a los 48 de la segunda parte, cuando Leandro Lázzaro convirtió el tanto del triunfo definitivo porque el visitante apenas pudo sacar del mediocampo antes de que el partido acabara y se desatara la locura en las tribunas.
El partido de Tigre fue distinto entre un tiempo y otro. El primero fue de su dominio. Aplomado, con carácter y buen juego, la formación de Diego Cagna se apoderó del terreno y de la pelota. Así, el gol no tardó demasiado en llegar: a los 10 minutos, Martín Morel, con zapatazo desde afuera del área, tras varios rebotes, le dio el triunfo transitorio al "Matador".
Y Central, que había comenzado el juego tratando de no darle espacios a su rival, se encontró abajo demasiado pronto. La pendiente se hizo más pronunciada a los 26 minutos, cuando Damián Díaz, uno de sus mejores jugadores de mediocampo hacia adelante, se fue expulsado.
Las cosas parecían simplificarse para Tigre, pero el local no supo ampliar la ventaja en el marcador cuando mejor jugó y el segundo tiempo, sorpresivamente, resultó ser una historia muy distinta. El ingreso de Emilio Celaya desde el inicio del complemento le cambió la cara a Central, que tuvo mejores argumentos para atacar a un Tigre sin reflejos.
El juego se hizo trabado, los de Cagna cayeron en el nerviosismo generalizado. Lázzaro a los 35 y Facundo Diz a los 41 desperdiciaron buenas chances. Pero cuando todo parecía perdido, porque eso significaba para Tigre el empate, el "9" no falló, el "Matador" encontró el triunfo y sigue soñando por una vuelta olímpica. Ahora es el turno de Lanús y Boca.