Viernes 23 de Noviembre de 2007 Edicion impresa pag. 34 > Policiales y Judiciales
Condenaron a 32 años al "violador del tatuaje chino"
Lo hallaron responsable de haber atacado sexualmente a ocho jóvenes de entre 20 y 28 años durante el 2004. El tatuaje que tenía en una de sus manos fue determinante para detenerlo.

BUENOS AIRES (Télam).- El denominado "violador serial del tatuaje chino" fue condenado ayer a 32 años de prisión por haber abusado sexualmente de ocho mujeres en siete hechos cometidos durante el 2004 en las localidades de Martínez y Olivos.

Se trata de Rodrigo Marcelo Somoza Ebbeke, un mozo, aprendiz de chef y profesor de música de 30 años, que fue condenado por unanimidad por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 6 de San Isidro.

Este tribunal es el mismo que condenó al viudo Carlos Carrascosa por el encubrimiento del crimen de su esposa María Marta García Belsunce.

Los jueces Hernán San Martín, Luis Rizzi y Mario Kohan el ex fiscal que metió preso a Horacio Conzi consideraron a Somoza Ebbeke autor de los delitos de "abuso sexual agravado con acceso carnal vía oral y por el uso de arma, robo calificado, privación ilegítima de la libertad y exhibiciones obscenas".

Si bien el fiscal del juicio, Carlos Washington Palacios, había solicitado una pena de 45 años, basándose en la ley impulsada por Juan Carlos Blumberg que permite sumar las penas hasta 50 años, el tribunal lo condenó a 32 años.

Somoza Ebbeke no quiso presenciar la lectura del fallo y en la sala estuvo presente una de las víctimas, una estudiante de arquitectura que fue clave para la detención del imputado porque lo reconoció en el bar en el que el condenado trabajaba.

Los siete ataques sexuales ocurrieron entre enero y noviembre del 2004 y en total hubo ocho víctimas de entre 20 y 28 años, ya que en el último caso fueron abusadas dos chicas en forma simultánea.

El 1 de abril del 2005, Somoza Ebbeke fue detenido luego de que la primera de sus víctimas lo reconoció y le vio el tatuaje chino cuando le sirvió un café en el bar "Gluck" de Martínez, donde trabajaba como mozo.

El mozo tiene dos tatuajes con símbolos chinos en la mano izquierda: uno entre el pulgar y el índice y otro en el anverso de la muñeca. Esos tatuajes fueron reconocidos por todas las víctimas y fue el hilo conductor que le permitió saber a los investigadores -la fiscal de San Isidro Bibiana Santella y el capitán Héctor Menéndez- que se trataba del mismo violador en todos los casos.

En ninguno de los hechos hubo penetración, ya que la modalidad de este violador era obligar a sus víctimas a realizarle sexo oral o masturbarlo, aunque la Justicia en estos casos considera que una "felatio" también es un abuso sexual con acceso carnal.

Para la detención de Somoza Ebbeke y su eventual condena fueron clave diversos aportes de sus víctimas, ya que una lo reconoció en el café donde trabajaba como mozo, otra

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