Viernes 23 de Noviembre de 2007 Edicion impresa pag. 24 y 25 > Internacionales
ANALISIS: La última gota
La exclusión del presidente venezolano Hugo Chávez como mediador para un canje de rehenes en Colombia fue el epílogo de una historia de desencuentros que, en su origen, incubó la molestia del gobierno colombiano por haberle creado una tribuna política a la guerrilla de las FARC.

"Es el punto culminante de una serie de roces y desaires" entre Chávez y su homólogo colombiano Alvaro Uribe, que representan "modelos políticos y económicos antagónicos", dijo Vicente Torrijos, del centro de estudios internacionales de la Universidad del Rosario .

El último enojo de Uribe fue por una llamada telefónica que Chávez realizó el miércoles (sin consultarle) al jefe del Ejército colombiano, general Mario Montoya, para interrogarlo sobre los secuestrados de las FARC, a instancias de la senadora colombiana Piedad Córdoba. Pero el incidente con Montoya no fue el único durante esos casi tres meses de facilitación. Uribe se opuso a que Chávez se reuniera con delegados de la guerrilla en Colombia, y reclamó por no haber sido informado con anterioridad de la cita entre su colega e Iván Márquez, miembro de la cúpula de las FARC, el 8 de noviembre en la presidencia venezolana. Asimismo, el martes, sugiriendo que se llenaba el vaso, advirtió que daría por terminada la mediación si antes del 31 de diciembre no había una fórmula para la liberación de los rehenes. Uribe dio a entender, además, que Chávez tergiversó y cometió una infidencia al revelar su disposición a reunirse con el líder de las FARC, Manuel Marulanda ('Tirofijo').(AFP)

 

ALEXANDER MARTÍNEZ

 

Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí