Viernes 23 de Noviembre de 2007 Edicion impresa pag. 45 > Cultura y Espectaculos
La calidad musical, una herencia familiar
Anteanoche, Walter y Javier Malosetti dieron un brillante concierto de jazz y blues. El público despidió de pie el talento de este padre e hijo que unieron la tradición y la modernidad.
Si la calidad musical no se hereda, al menos se contagia, se transmite piel a piel, con palabras y afecto. Una prueba de ello fue la que se vivió el miércoles por la noche. En un teatro Español a pleno, el público despidió de pie y agradecido el talento de dos grandes artistas, Walter y Javier Malosetti. La dupla tuvo como músico invitado a Oscar Giunta, anunciado por Javier como "un baterista de lujo".

Poco después de las 22, las luces de la sala se apagaron y en el medio del escenario aparecieron Walter (de 76 años), uno de los músicos más representativos del jazz tradicional, y su hijo Javier, que se mueve con la misma soltura entre el jazz, el rock e, incluso, el pop.

Fue un encuentro histórico de dos generaciones del jazz. La combinación perfecta de lo tradicional y lo moderno.

Durante todo el espectáculo los músicos demostraron mucha complicidad a través de las miradas, los gestos, se notaba desde cualquier butaca que disfrutaban de lo que hacían. Todo el tiempo se mostraron felices y orgullosos de los acordes, de las composiciones, de su trabajo, del afecto del público y del nivel musical de cada uno de ellos.

Uno de los primeros comentarios de Walter sobre su hijo fue "Javier es ordenado". Y eso se notó durante todo el espectáculo: con las miradas se combinaban los acordes, los turnos, las risas. A pesar de la diversión, Javier supo mantener el orden de la presentación.

Tras arrancar disparándose acordes del Mississippi, llegó el turno de "Blue Monk", del gran músico de jazz Thelonius Monk. Después presentaron unos de esos clásicos del estándar del jazz, "All of me" que se llevó uno de los grandes aplausos en la velada neuquina. Recién ahí, Javier saludó al público y presentó a su padre, Walter.

En la sala, el silencio demostraba el gran respeto de los espectadores por la dupla, el teatro estaba totalmente invadido por los acordes de la guitarra y el bajo.

Javier dijo que "estaban felices de estar en Neuquén y que era un placer volver a tocar en el teatro Español". La noche siguió con "Neco Blues", un tema que Walter compuso y dedicó a la ciudad de Necochea.

Apareció en el escenario Oscar Giunta, quien rompió con la tranquilidad del jazz y puso los acordes necesarios para que el público aplaudiera una y otra vez, lo que sus manos lograban con la batería, y junto a los Malosetti, deslumbraron a los espectadores.

Javier, con su buen humor, generó risas todo el tiempo, repitiendo que los temas que tocaban, estaban en los discos que se encontraban a la venta y le preguntó a su padre para cuándo un blues dedicado a Neuquén.

Después llegó la hora de que padre e hijo se adueñaran del escenario en soledad. El primero en hacerlo fue el mayor. "Parece que me largaron solo", dijo Walter y tocó "Nubes" de Django Reinhardt, al que le encadenó un tema suyo compuesto allá por los '60: "Para Django". Melodías dulces en manos sabias que cosecharon aplausos que aún resonaban cuando le dejó el escenario a su hijo.

Javier, sonrió, hizo caras, empezó a mover las manos a una velocidad mayor a la del sonido. Dedos veloces en un viaje lúdico, que cortó para ponerle voz a una balada.

Tras ello, volvieron los tres a escena, para regalar algunos temas más, entre bromas y despliegues de talento que el público agradeció con repetidos aplausos.

Javier anunció el final y arrancó con una anécdota: "Hay un guitarrista muy grosso... mi papá, pero hay otro que le dedicó un tema".

En medio de una ovación, Walter contó que el reconocido Jim Hall le había compuesto un tema y entonces regalaron una preciosa versión de "Blues for Walter".

Sólo quedó tiempo para los bises, el agradecimiento de pie, la genuina emoción de Walter Malosetti queriendo abrazar a todos, la complicidad de Javier, talentoso habitué de escenarios neuquinos, y el reconocimiento para Oscar Giunta, que ensambló a la perfección su batería con el sonido mágico de los dueños de las cuerdas.

 

ALEJANDRA DÍAZ

alejandra@rionegro.com.ar

 

Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí