ISLAMABAD (AFP) - Una Corte Suprema totalmente depurada eliminó ayer el último obstáculo para la reelección del presidente paquistaní Pervez Musharraf, despejando el camino para que pueda convertirse en líder civil tras ocho años al frente de un régimen militar.
Repleta de jueces obedientes desde que Musharraf impuso el estado de excepción hace casi tres semanas, la máxima instancia judicial se tomó sólo una hora para desestimar la última objeción legal a su victoria en las presidenciales del mes pasado. U
na vez la comisión electoral anuncie oficialmente la victoria de Musharraf, una simple formalidad, se espera que el general honre su promesa de abandonar la jefatura del ejército y sea investido de nuevo presidente para otros cinco años.
Musharraf, que se hizo con el poder en un golpe de Estado incruento en 1999, está haciendo frente a intensas presiones internacionales, sobre todo de Estados Unidos, para que levante el estado de excepción, deje el ejército, libere a todos los presos políticos y garantice la limpieza de los comicios legislativos del 8 de enero.
La última reacción internacional al golpe de fuerza del líder paquistaní vino de la mancomunidad británica de Naciones, la Commonwealth, que este jueves decidió suspender a Pakistán de su consejo de 53 miembros por no haber levantado el estado de excepción.
Musharraf fue reelegido el 6 de octubre por sufragio indirecto del parlamento, en las que tenía mayoría. La oposición había recurrido a la Corte Suprema alegando dos motivos. Por una parte, que el futuro presidente debía ser elegido por las asambleas surgidas de las elecciones legislativas del próximo 8 enero . Por otro lado, que la Constitución obliga al general a dimitir como jefe de las Fuerzas Armadas antes de presentarse a la elección.