SANTIAGO DE CHILE (DPA/AFP) - A un año de los comicios municipales, la presidenta Michelle Bachelet perdió el control del Senado y enfrenta masivas protestas sindicales. La crisis es coronada por la baja aprobación de la mandataria, pese a que redujo el desempleo y anunció millonarios planes sociales amparados en excedentes fiscales por 20.000 millones de dólares.

Ayer, cientos de miles de empleados públicos acordaron e iniciaron una huelga de 48 horas para exigir al gobierno un reajuste salarial del 12 por ciento y un sueldo mínimo de 500 dólares. La medida fue adoptada después de que fracasaran las negociaciones con el gobierno, que ofreció un alza salarial de 6,5 por ciento, que sólo iguala la inflación de 2007.

En tanto, el desbande en la coalición oficialista en el Parlamento tuvo como epicentro la instalación en febrero de este año de un caótico sistema de transporte público, que derrumbó la popularidad de Bachelet a menos del 40 por ciento.

El martes senadores de oposición y gobierno propinaron un duro revés a la mandataria, al negarle 90 millones de dólares para evitar que el sistema quiebre en los próximos meses.

El rechazo marcó políticamente el fin de la mayoría del gobierno en la Cámara Alta, la que jamás había logrado controlar desde el retorno a la democracia en 1990. La mayoría se logró luego de que dos senadores oficialistas, el ex socialdemócrata Fernando Flores y el demócrata cristiano Adolfo Zaldívar, se alinearan con la derecha opositora, que rechazó en masa el proyecto.

De esta forma, el sistema de transporte -puesto en marcha el 10 de febrero pasado- podría quedar desfinanciado, lo que obligaría al gobierno a decretar una impopular alza de la actual tarifa de 380 pesos (0,74 centavos de dólar), que erosionaría aún más la popularidad de Bachelet.

El respaldo a la mandataria -que ha reconocido que el fallido Transantiago ha sido el trago más amargo de su gobierno- ha caída casi 20

puntos desde que se puso en marcha el plan, que redujo a la mitad los autobuses que circulan por Santiago, cambió todos los recorridos y fomentó las combinaciones con el Metro.

El sistema, que aumentó notablemente los tiempos de espera de los pasajeros e hizo más largo los trayectos, amenaza ahora también con desmembrar a la colación oficialista, tras el nuevo alineamiento de fuerzas que se produjo en el Senado.

El ministro del Interior, Belisario Velasco, calificó como lamentable lo sucedido y el titular de Transportes René Cortázar, dijo que igual se obtendrán los recursos, lo que supone que Bachelet vise el uso de fondos excepcionales, como permite la ley.

En la oposición derechista, que busca "desalojar" a la alianza de gobierno del poder en las presidenciales de 2009, el nuevo cuadro político fue justificado en las incapacidades del gobierno.

El escenario parlamentario, que complica la gobernabilidad de las iniciativas futuras de gobierno, coincide además con las crecientes protestas sindicales.

Ya esta semana cientos de miles de funcionarios públicos fueron a huelga . La movilización, que se suma a protestas estudiantiles, forestales, agrícolas y mineras previas, devela la división social en un país, donde el cuatro por ciento más rico acapara un cuarto del ingreso nacional. El presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, el socialista Arturo Martínez, exigió "salarios dignos" y denunció que el gobierno, arrinconado, obedece al empresariado.

El cuadro podría variar, empero, hacia mediados de 2008, meses antes de los comicios municipales, cuando el gobierno inicie el reparte de fuertes subsidios, en especial de pensiones. Pero hasta ahora, y como admiten en el gobierno, ni la bonanza económica ni los millonarios planes sociales lograron revertir una crisis, que pone en jaque la posibilidad que la alianza de gobierno conquiste su quinto mandato consecutivo.