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Contra la inversión |
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Según el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, las empresas petroleras reaccionarán ante el fuerte aumento de las retenciones a las exportaciones que acaba de anunciarse redoblando los esfuerzos por encontrar nuevos yacimientos porque el país los necesita. Parecería que los empresarios del sector no comparten el optimismo voluntarista de Fernández. Por el contrario, dicen que por verse privados de una proporción sustancial de sus ganancias invertirán, explorarán y producirán aún menos que en la actualidad, de este modo asegurando que dentro de poco la Argentina deje de ser autosuficiente. Puesto que hay muchos motivos para prever que el precio del crudo seguirá siendo elevado debido a la demanda creciente de países inmensos como China e India, la perspectiva así supuesta debería preocupar a un gobierno que quiere mantenerse en el poder, con Néstor Kirchner y su esposa Cristina alternando en la presidencia, durante muchos años más, pero parecería que, como es su costumbre, está resuelto a continuar privilegiando el corto plazo por encima del mediano y el largo. Se estima que la abrupta suba de las retenciones a las exportaciones de granos, oleaginosas, petróleo y nafta reportará al gobierno 8.000 millones de pesos anuales más, lo que le permitirá contar con el superávit primario del 4% que precisará para enfrentar sus obligaciones. Por lo demás, dichos impuestos no son coparticipables, de suerte que será todavía más evidente de lo que ya es la dependencia de las provincias de la generosidad del Poder Ejecutivo nacional. Aunque no cabe duda de que el control de "la caja" ha beneficiado mucho a los Kirchner en términos políticos al permitirles, entre otras cosas, seducir a una cohorte de gobernadores provinciales radicales, a la larga las tensiones provocadas por tanta centralización podrían ocasionarles muchas dificultades, sobre todo si, como se prevé, en los próximos años se reduce el ritmo de crecimiento de la economía nacional. A diferencia del sector agrícola que, a pesar de la negativa del gobierno a estimularlo, sigue en plena expansión, el petrolero propende a achicarse. Para revertir esta tendencia alarmante sería necesario invertir muchos miles de millones de dólares en exploración sin que haya ninguna garantía de que se hallen yacimientos significantes y en mejorar los procesos extractivos para aprovechar con más eficacia lo ya encontrado. Sin embargo, en vez de tomar medidas destinadas a alentar las inversiones en nuestro país, el gobierno del presidente Kirchner parece decidido a asfixiar una actividad que en buena lógica debería considerar de importancia estratégica. Por motivos que en parte son ideológicos, ya que desde el punto de vista de los kirchneristas las empresas energéticas son tan reprensibles como a su entender son los "oligarcas" del campo, y en parte pragmáticos, porque quieren seguir contando con un superávit primario robusto, las autoridades tratan a las petroleras y a los agricultores como si sólo fueran fuentes de recursos financieros inagotables. Por desgracia no lo son. De resultas de las políticas miopes de una serie de gobiernos, los sectores energético y agroganadero no han podido desarrollarse como a través de los años lo han hecho sus equivalentes en países como Australia y Canadá. Para justificar el aumento de las retenciones a los commodities exportables, el gobierno afirma que hay que desvincular la economía local de la internacional para que los altos precios que tanto han beneficiado al país no afecten los internos. Si sólo fuera cuestión de un fenómeno pasajero, la pretensión oficial tendría su lógica, pero puesto que es probable que en adelante los commodities sigan siendo más caros de lo que fue el caso hasta hace aproximadamente cinco años, intentar aislar la economía nacional de la mundial acarrea muchos riesgos, de los que el principal es que los agricultores se resistan a producir tanto como podrían y los directivos de las empresas petroleras, conscientes de que les convendría mucho más concentrarse en aprovechar las oportunidades abundantes que se dan en otras latitudes, opten por reducir al mínimo sus actividades en la Argentina a la espera de que tarde o temprano el país cuente con un gobierno que les sea un tanto más amistoso que el kirchnerista. |
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