NEUQUÉN (AN).- El de ayer fue el último capítulo de la relación institucional entre el gobernador Jorge Sobisch y la policía provincial. Los tibios aplausos al discurso final a los cadetes que ingresaron a la fuerza dejaron en claro que los conflictos de los últimos años y, en especial, luego de la muerte del maestro Carlos Fuentealba, la tensión primó en el vínculo de la policía con su máximo jefe.
El acto de egreso se realizó en el estadio Ruca Che y comenzó pasadas las 11. Cuando Sobisch tomó el micrófono, los 247 cadetes de la policía provincial entre suboficiales, agentes y personal del servicio penitenciario, ya habían recibido sus diplomas y los encendidos aplausos que habían bajado de las tribunas cada vez que se nombró a los nuevos policías cambiaron por tenues aprobaciones a las palabras del gobernador. Es que la mayoría de los presentes optó por retirarse del acto, sin esperar a que el mandatario completara su discurso.
A 21 días de dejar la gestión, Sobisch buscó reafirmar su conducción, tras un año de alta conflictividad social. "Quiero hacer una reflexión, luego de un año tenso, con descalificaciones permanentes", comenzó el gobernador, que agregó: "sólo aceptaremos el veredicto de la Justicia".
Es que, a diferencia de lo que indicó después, al decir que deja "una policía inserta en la sociedad", hay sectores que condenan, no sólo las políticas de seguridad de Sobisch sino también el accionar de la policía, a instancias del gobierno, cada vez que interviene en manifestaciones sociales.
Dos ejemplos son la represión de Arroyito en abril pasado o cuando, en una actitud opuesta, se dejó una zona liberada en Plaza Huincul cuando un grupo de obreros de la construcción -al que se identificó luego con una fracción del MPN- agredió a maestros que cortaban los accesos a una destilería.
No obstante, el ex candidato a presidente insistió en que la actual es una etapa de crecimiento de la policía provincial, tanto en equipamiento como en su proyección profe
sional. "Dejamos una policía creciendo, con gran capacitación interna e inserta en la sociedad neuquina", dijo. Y resaltó que "los índices de combate del delito son los mejores del país".
Finalmente, tal como dijo en cada mensaje público en el que se refirió a la policía neuquina, reiteró que apoyará a la fuerza hasta el ultimo día de mandato.
Dijo a los nuevos agentes que en él, "siempre van a encontrar apoyo político" y agregó que "aquí, hasta el 10 de diciembre, hay un gobernador".
Conflictos y cambios de autoridades
La relación de la policía con Sobisch, sobre todo en su última gestión, estuvo signada por conflictos internos y cambios de autoridades. Juan Carlos Lezcano estuvo a cargo desde 1999 a 2003, pero luego lo sucedieron en tres jefes en cuatro años. Wálter Cofre fue el primero y dejó su puesto en diciembre de 2005 luego de una toma de comisarías en reclamo de mejores condiciones salariales. Carlos Zalazar lo reemplazó, y si bien siguió a cargo de la fuerza luego de "la zona liberada" de Plaza Huincul, fue desplazado de la jefatura en abril de este año, una semana después de la represión de Arroyito y la muerte de Fuentealba. Desde ese momento, la máxima autoridad policial es Rolando Figueroa, que ayer agradeció "al Ejecutivo y al ministerio de Gobierno, Educación y Justicia", por el respaldo recibido en los últimos meses.