En estudio que acaba de darse a conocer debería causar alarma en América Latina: la región se está quedando cada vez más atrás de China, India y otros países asiáticos en cuanto al número de estudiantes que envía a las universidades de Estados Unidos, las que, según evaluaciones internacionales, siguen siendo las mejores del mundo.

De acuerdo con el reporte Puertas Abiertas, del Instituto de Educación Internacional (IIE), con sede en Nueva York, India sigue siendo el país que más estudiantes envía a las universidades de Estados Unidos, con cerca de 84.000, seguida por China, con 68.000 76.000 si uno incluye Hong Kong y Corea del Sur, con 62.000. Comparativamente, México envía 14.000 estudiantes por año; Brasil, 7.000; Colombia, 6.700; Venezuela, 4.500; Perú, 3.700, Argentina, 2.800; Ecuador, 2.200 y Chile, 1.570.

Mientras que el número de estudiantes de India en las universidades norteamericanas aumentó un 10% el año pasado y el de los chinos lo hizo en un 8%, el de aquellos provenientes de América Latina cayó un 0,3%.

Estas cifras son alarmantes: incluso Vietnam, un país comunista que hasta hace poco estaba en la Edad de Piedra en términos de su inserción en la economía mundial, tiene más de 6.000 estudiantes en las universidades estadounidenses, el doble de Argentina, cuya economía es más de dos veces más grande.

¿Por qué hay menos estudiantes latinoamericanos que asiáticos en Estados Unidos?

No es por motivos económicos: aunque América Latina no está creciendo tanto como Asia, sus economías lo han hecho a un promedio de casi el 5% anual en los últimos cuatro años, su mejor desempeño en los últimos 25.

Y no es porque los gobiernos de China, India, Corea del Sur y otros países asiáticos estén dando becas masivas a sus jóvenes para que estudien en el exterior. Para mi sorpresa, cuando les pregunté a funcionarios del Ministerio de Educación de China sobre todo esto durante una visita a ese país, hace dos años, me dijeron que menos del 5% de los estudiantes chinos en Estados Unidos tiene becas del gobierno. Casi todos sus gastos son pagados por sus familias, me dijeron. Las familias asiáticas tienen una cultura milenaria de invertir en la educación de sus hijos, una tradición que viene desde Confucio, el filósofo chino que predicaba, entre otras cosas, que la educación debía ser priorizada como un pilar del progreso social.

Peggy Blumenthal, una alta funcionaria del IIE, me dijo en una entrevista que muchos estudiantes asiáticos obtienen ayuda financiera de las universidades de Estados Unidos porque trabajan como profesores asistentes en esas instituciones. Mientras casi el 70% de los jóvenes asiáticos en las universidades norteamericanas son estudiantes de posgrado y casi la mitad de ellos ingresa con puestos de asistentes de profesores, la mayoría de los estudiantes latinoamericanos son estudiantes de licenciatura y por lo tanto no enseñan y no disponen de ese ingreso extra, señaló.

Y hay una diferencia entre las carreras que escogen los estudiantes de ambas regiones, afirmó Blumenthal: mientras la mayoría de los alumnos asiáticos estudia maestrías o doctorados en Administración de Empresas, Ciencias, Ingeniería y Tecnología, los latinoamericanos tienden a seguir licenciaturas en Humanidades, Comunicaciones y Ciencias Sociales.

Mi opinión: ésta es una tendencia problemática para América Latina, porque en la nueva economía mundial basada en el conocimiento, en que los países que producen bienes de mayor valor agregado son los que obtienen más ingresos, las naciones necesitan científicos, ingenieros y administradores de empresas entrenados en las mejores universidades del mundo. Y, si uno mira los dos rankings más conocidos de las mejores universidades del mundo la lista de las doscientas mejores universidades del mundo del Suplemento de Educación Superior del "London Times" y la de las 500 mejores universidades del mundo de la Universidad de Shanghai, Estados Unidos sigue dominando abrumadoramente los primeros cien lugares. Puede que ésta sea una potencia en baja, pero sus universidades siguen siendo las mejores.

A menos que las familias latinoamericanas sigan el ejemplo de las asiáticas e inviertan más tiempo y dinero en la educación de sus hijos incluyendo los estudios de posgrado en Estados Unidos, Europa o sea donde estén las mejores universidades de sus respectivas carreras América Latina tendrá cada vez más dificultades en competir con Asia.

Posdata. La buena noticia es que un record de 224.000 norteamericanos estudiaron en el extranjero el año pasado, un incremento del 8,5% sobre el año anterior, y América Latina recibió un incremento del 14% de estudiantes norteamericanos, lo que no está nada mal.

ANDRÉS OPPENHEIMER (*)

Especial para "Río Negro"

(*) Periodista argentino. Analista internacional. Miami