Daniel Passarella ya se fue de River. Porque no ganó nada. No sólo en este segundo semestre. No ganó nada desde que volvió a dirigir a River, en enero de 2006. El "Káiser" había prometido el 25 de mayo día de su cumpleaños y del d River que se iría inmediatamente si no daba una vuelta olímpica. La historia reciente es conocida: el derechazo de Mario Cuenca, arquero de Arsenal, interrumpió en semifinales las chances de River en la Copa Sudamericana, cuando ya era inalcanzable la cima del torneo Apertura.
Su retorno al club de Núñez ocurrió un lunes 9 de enero de 2006, apenas seis horas después de que una rebelión encabezada por Marcelo Gallardo acorralara a Reinaldo Merlo y lo empujar hacia la renuncia.
Entonces, como ahora, Ramón Díaz era el candidato de la mayoría. El problema es que entonces, como ahora, la traba a la llegada del riojano era el presidente José María Aguilar, quien había sido reelecto en diciembre de 2005 por el 51,96 por ciento de los votos riverplatenses.
En aquellas elecciones Ramón había hecho campaña por el opositor a Aguilar, David Pintado, y Aguilar no se lo perdonó aquella vez ¿Se lo perdonará hoy?
"Con lo que hay gano todo", había dicho Passarella, entusiasmado por su retorno a River, 12 años después de irse para dirigir la selección. Ocho campeonatos después -cuatro locales y ocho internacionales- se iría con las manos demasiado vacías.
Pero Passarella no fue el único que protagonizó un segundo ciclo sin éxitos.
También Aguilar, presidente desde 2001, etapa en la que el club ganó tres títulos. En 2005, el día después de ser reelecto, dijo: "River es fútbol (...) De siete torneos ganamos tres, sin locuras, apostando a inferiores y sin histerias mágicas".
Dos años después las cosas son bien distintas, claro que, mientras uno renunció, el otro delira con una re-reelección.
JUAN MOCCIARO
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