Lunes 19 de Noviembre de 2007 Edicion impresa pag. 26 y 27 > Sociedad
Gritos e impotencia de los vecinos

NEUQUÉN (AN).- Los gritos, el resplandor del fuego, los pedazos de chapas volando encendidos y la explosión de garrafas, despertaron ayer a los vecinos de la toma en plena madrugada. Todos salieron de las camas con lo puesto y trataron de colaborar para apagar el fuego, pero no pudieron hacer mucho.

"Yo estaba durmiendo y me despertó la luz de un resplandor rojizo. Cuando me asomé, vi el fuego y la gente corriendo pero ya no se podía hacer mucho porque casi no quedaba nada", dijo ayer a "Río Negro" Ariel, uno de los vecinos de la toma. "Había algunos que con una manguera trataban de hacer algo, pero era inútil porque el agua no tenía presión y como las llamas eran muy altas, quemaban desde lejos y no se podían acercar mucho", agregó.

"Mi mujer se despertó con el ruido de una explosión, que al parecer fue de un garrafa", relató Natalio, otro de los jóvenes vecinos de la toma. "Yo agarré una balde de pintura de veinte litros y bajé para ayudar. Pero todo se quemó muy rápido, y los cuerpos quedaron carbonizados sobre la cama; fue terrible verlos ahí", remarcó.

Los vecinos afirmaron que al quedar la casilla reducida a cenizas en cuestión de minutos, los esfuerzos se cen

traron en evitar que el fuego quemara las viviendas aledañas.

"Le empezamos a tirar los baldes con agua a una casilla que estaba al lado de las quemadas. No fue fácil, porque las llamas eran altísimas y como había viento, los pedazos de chapa volaban prendidos fuego y chocaban contra las otras casillas", precisó Natalio.

En la toma, el agua llega a través de mangueras comunitarias pero con poca presión.

Por eso para cargar los baldes, los vecinos tuvieron que ir hasta las casas que lindan con la toma, a unos 50 metros y cuesta abajo.

A metros de las casillas quemadas, viven familiares de las víctimas.

"Fue terrible verlos ahí, desesperados, con mucha impotencia y bronca y sin poder hacer nada", señaló Natalio. "La casilla de esos familiares fue la que tuvimos que mojar para evitar que la agarrara el fuego", precisó.

Los vecinos también criticaron a los bomberos. "Llegaron para apagar las cenizas, cuando ya no quedaba nada", coincidieron. Cuando bajaron, fueron apedreados, pero luego pudieron bajar del autobomba.

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