PARÍS (AFP).- Los transportes públicos de Francia vivieron ayer su quinto día de huelga sin perspectivas de mejora para la semana entrante en la que los funcionarios se han de sumar al primer gran pulso a la ambición reformadora del presidente Nicolas Sarkozy.

Los metros, autobuses y trenes, en París y otras ciudades del país siguieron sin funcionar, o haciéndolo bajo mínimos, para unos usuarios que por primera vez salieron a las calles de la capital francesa a manifestarse contra el paro.Los organizadores de la protesta, una serie de asociaciones de corte liberal, cifraron el número de participantes en entre 15.000 y 20.000 personas, mientras que la policía redujo el número a 8.000.

Armados con pancartas que reclamaban volver "Al trabajo" a los empleados ferroviarios, los manifestantes también protestaron contra el bloqueo de universidades por quienes se oponen a una ley de autonomía presupuestaria que ven como un primer paso hacia la privatización de la enseñanza superior. Entre tanto, los principales sindicatos de la compañía ferroviaria estatal (SNCF) hicieron un llamamiento a extender su huelga contra la reforma de los regímenes especiales de jubilación de los que se benefician.