CIPOLLETTI (AC).- Un balazo en la boca que está incrustado en la base posterior del cuello recibió el empresario del ramo gastronómico Alberto "Chiquín" Vaira, dueño de la tradicional parrilla del mismo nombre, cuando llegaba a su domicilio en la madrugada del sábado, con una parte de la recaudación de su comercio.
Vaira (55) seguía anoche internado en terapia intensiva de la Fundación Médica, compensado, aunque los facultativos que lo atienden estaban evaluando la decisión de una intervención quirúrgica para extraer el plomo, de calibre 22, para descomprimir una zona muy cercana a arterias vitales.
El hecho ocurrió entre las 3 y las 4 del sábado, cuando Vaira, desde su parrilla situada entre el casino y el boliche próximos a las cabinas del peaje, llegaba en auto a su casa de calle Los Nogales, en el coqueto barrio El Manzanar, no lejos del acceso Toschi, al sur del ejido.
Un solo maleante, armado, interceptó a "Chiquín -miembro de una familia muy apreciada en la zona, ex dueña de la tradicional confitería Cafetín, de calle Roca- y le exigió el dinero que, se sabe, no era mucho, porque la plata se va depositando durante la jornada.
Vaira opuso una tenaz resistencia, se trenzó con el asaltante, y en esa pelea recibió golpes en la boca y el balazo en cuestión. Su esposa, al tomar cuenta del tumulto que ocurría en la vereda, salió a auxiliar a su marido mientras llamaba a la policía.
El sujeto, muy decidido, no cejaba en su empeño de robo y a fin de seguir presionando efectuó varios tiros más, algunos al cuerpo -que por suerte no dieron en el blanco- y otros al aire, siempre a los gritos.
Vaira había llegado del negocio en su auto, entró a su casa, dejó dinero y otras pertenencias y volvió al rodado a buscar algo. Ahí fue cuando lo encaró el malviviente y le descerrajó un tiro en la boca en el contexto de su ataque y de la férrea defensa del empresario quien, trascendió, quería a toda costa evitar que el hombre entrase a la casa y pusiera en riesgo a su familia.
Desde la comisaría Cuarta se montó un vasto operativo y aunque hasta anoche no había detenidos, trascendió que se trabajaba en función de una pista firme. Se estimaba que el maleante tendría un compinche esperándolo en un vehículo -se habla de un auto chico, o una moto- cerca de la ruta nacional 22.