BRUSELAS (DPA/AFP).- Tenía que ser su capital, la ciudad que mejor representa el espíritu de diversidad de Bélgica, la que primero reaccionara. Ayer, por primera vez en cinco meses de crisis política y acefalía, una multitud salió a las calles para defender la unidad del país.
Bélgica se encuentra desde hace 161 días sin un nuevo gobierno, debido a las disputas entre partidos flamencos (cultural e idiomáticamente ligados a la vecina Holanda) y valones (de lengua y tradición cercana a los franceses) y a amenazas de secesión de algunas regiones.
Ayer, unas 35.000 personas se manifestaron pacíficamente en Bruselas para exhortar a los políticos a que dejen de alentar la ruptura del país debido a las divisiones idiomáticas y culturales, tras los temores desatados durante las pasadas semanas de una hipotética secesión de Flandes.
La policía detuvo a 16 nacionalistas flamencos que celebraron una contramanifestación no autorizada frente al Palacio Real, en el centro de la capital, informó la agencia
Belga citando fuentes policiales.
Los manifestantes, francoparlantes y de habla holandesa, se reunieron en el arco de la independencia en el parque Cinquentenaire para entonar el himno nacional y escuchar a varios oradores que instaron a los políticos a trabajar para lograr la unidad nacional y dejar de pensar en la ruptura de Bélgica. En un día soleado pero frío, decenas de banderas belgas, pequeñas y grandes, resaltaban en medio de la multitud.
La protesta fue algo inu
sual en un país donde la gente no suele agitar las banderas.
Aunque la capital es oficialmente bilingüe, ha sido un foco de disputas entre ambos sectores en este país donde viven 6,5 millones de habitantes que hablan el holandés (mayoritariamente al norte) y 4 millones que hablan el francés (principalmente en la región sur).
La marcha estuvo organizada por Marie-Claire Houart, una funcionaria de Lieja de 45 años, que ayer entregó al Senado belga una petición con 140.000 firmas en apoyo a la unidad del reino, dividido por las disputas idiomáticas entre flamencos y valones.
El documento instó a los políticos que "dejen de despilfarrar dinero a nuestra costa en disputas que sólo le interesan a una pequeña minoría, y que respeten a nuestra nación y su unidad", expresó Houart.
Las negociaciones para la formación de un nuevo gobierno tras las elecciones del 10 de junio se encuentran estancadas por el persistente desacuerdo en temas fundamentales com la reforma del Estado. Los flamencos de habla holandesa reclaman más competencias para las regiones y quieren fortalecer su posición alrededor de Bruselas. Los partidos francófonos rechazan estas demandas por temor a la discriminación de la minoría que representan. Mientras, sigue gobernando interinamente el primer ministro Guy Verhofstadt.