Viernes 16 de Noviembre de 2007 Edicion impresa pag. 44 > Cultura y Espectaculos
Un grupo de jazz con nombre y apellido
El Trío Fuhr-Lusardi-Costanzo sale al ruedo por primera vez en el año. El encuentro será hoy, en el hall de Casa de la Cultura, a la medianoche. Servirá de ajuste para la gira que hará por el sur de Chile en enero.

ROCA (AR).- Los tres tipos discuten sobre el destino de un tema, y los dedos y platillos dejan que la máquina se desconecte por un momento. La trinidad que conforman Andrés Fuhr, Mauricio Lusardi y Mauricio Costanzo, se mira, se acalora, debate y vuelta a tocar.

Sin estereotipos, con un desenlace incierto, pero siempre con final a pie firme. Transgrediendo, pero dentro de una conciencia musical innegable, donde todo termina como empezó aunque los caminos nunca sean los mismos.

"Se ensaya lo que se tiene que ensayar, para que esa estructura se mantenga armada mientras se improvisa", es el dictamen de Andrés. Casi una regla de oro para este contrabajista, a quien el jazz le ilumina la cara y le abre el corazón. "Es una música con una fuerza muy especial y la improvisación es parte de esa fuerza, agrega el dueño de esta especie de refugio antiaéreo ("No bombardeen Barrio Norte...") convertida en sala de ensayo, donde la banda prepara el repertorio para la presentación de esta noche en Casa de la Cultura, a la media noche.

"¿Por qué jazz? Fundamentalmente porque es liberador", afirma sin titubeos Pepe Lusardi. La frase se ajusta fielmente a su naturaleza como ejecutante de un piano que se estremece ante lo imprevisible y repentino. La soltura de tocar sobre una estructura armónica, aparece sólo como una justificación para lo que vendrá después."La improvisación es el alma de cualquier grupo de jazz. Los temas encierran toda una magia oculta cada vez que se ejecutan. Nunca sonarán iguales".

"Eso por el lado de ser un intérprete de jazz - acota Andrés-. Por otro está el ser un compositor de jazz, donde se presentan ideas originales sobre los que vendrán después los toques personales. Para la presentación en Casa de la Cultura preparamos algo así. Gran parte del repertorio lo conformarán temas propios, que desgranaremos como debe ser".

La carencia de un nombre para identificar al trío, no es algo que les preocupe demasiado. "Hace más o menos tres años que tocamos y la verdad es que no nos detuvimos a pensar en cómo deberíamos llamarnos. En algún momento aparecerá. Por ahora somos el Trío...con el nombre de cada uno de nosotros", dice Pipo Costanzo, baterista del grupo.

A pesar de estar juntos desde el 2004, el grupo ha decidido este año no tocar en el circuito para focalizarse en armar con tiempo un repertorio con temas propios. Sí han servido de soporte musical para el armado del disco de Luis Andrade ("Palmieri Beach") y también como invitados para presentaciones en vivo de otros músicos, como ocurrió hace un par de meses atrás con el saxofonista Walter Lusarreta. Por eso, "este recital es como un cierre de año de laburo, donde vamos a mostrar nuestro crecimiento como banda. Tenemos muchas ganas de tocar", agrega Costanzo, que un día colgó la guitarra para siempre y se puso detrás de los parches.

"Fue un cambio progresivo, pero cuando llegó a su fin, quedó sólo la bata". Andrés, por caso, también comenzó con una guitarra. "La elección de un instrumento creo que a uno lo termina de definir cuando al tocarlo, siente como un canal expresivo, una energía diferente. El contrabajo me hizo (hace) sentir eso".

Se nota Fuhr, la conclusión del ensayo no deja dudas. Pasión jazzera sin amarres ni ataduras, donde los primordial es el swing que es el que entreabre la puerta a lo impredecible. Hoy a la medianoche será una buena ocasión para reafirmarlo.

WALTER RODRÍGUEZ

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