Jorge Sapag quiere evitar lo que sería un innecesario desgaste anticipado de la gestión. En la semana que acaba de finalizar tomó definiciones sobre el futuro gabinete, pero no divulgó los nombres de sus colaboradores para protegerlos de posibles críticas.

La decisión adoptada es la forma de evitar que el poder se erosione antes del 10 de diciembre. También le permite al gobernador electo demostrar que llegó el momento de controlar los tiempos políticos.

Jorge Sobisch, el gobernador que se está retirando sin honores por su estrepitosa caída electoral, confirmó su primer gabinete cinco días antes de reiniciar su último mandato, el 5 de diciembre del 2003.

En la reunión que Sapag mantuvo con los futuros intendentes de todas las ciudades de la provincia, la que se llevó a cabo a principios de mes en Cutral Co, se anunció que la estructura del gabinete será de seis ministerios y tendrá seis secretarías.

Del resto del organigrama no hay nada cierto, pero lo ya conocido es un esquema algo más numeroso de lo que originalmente se especulaba. Algunas versiones indicaban que Sapag se iba a inclinar por un gabinete más reducido, con dos ministros menos que el número ya acordado.

El único ministro confirmado oficialmente es Leandro Bertoya, quien ocupará una cartera nueva, la de Desarrollo Territorial. El actual intendente de El Chañar se encargará de asuntos vinculados con la producción, entre otros.

Bertoya es un hombre del partido provincial que ha estado comprometido en la temática, a partir del desarrollo de viñedos y bodegas que se construyeron en su localidad con una línea de créditos otorgados por el Estado durante la etapa sobischista a empresarios vinculados con el poder. El jefe comunal y futuro ministro ha sido defensor de este proyecto emblemático del sobischismo y de los créditos que generaron todo tipo de sospechas e innumerables críticas de sectores de la oposición.

Pese al estricto cerco informativo que les ordenó Sapag a sus colaboradores, trascendieron algunas decisiones adoptadas en las últimas horas. El gabinete de Sapag tendría al menos un extrapartidario y continuarían dos funcionarios de la actual gestión, parientes de Sapag.

El extrapartidario, al que ya le habrían hecho llegar la oferta, es de Zapala y los funcionarios que seguirían después del 10 de diciembre son Rodolfo Laffitte y Ricardo Esteves. Los mencionados son primos del gobernador electo y ocupan actualmente cargos en el nivel de subsecretarios. Tanto Laffitte como Esteves permanecerían en puestos con la misma jerarquía.

Un ex diputado felipista que luego se transformó en sobischista cuando Sobisch arrasó con todo el poder en el 2003, estaría disputando un puesto en el área de Economía con un hombre ligado al gremio de los petroleros privados que dirige Guillermo Pereyra.

Todos éstos son datos que circulan de manera extraoficial y hasta se echaron a rodar nombres, probablemente con la intención de devaluarlos para conseguir objetivos tales como evitar que lleguen a ocupar el puesto.

La selección de colaboradores definirá el perfil de la futura gestión. Cuando los nombres se conozcan oficialmente, dirán mucho de los compromisos asumidos por Sapag para llegar al sitio más alto de la política provincial.

Si un hombre de Pereyra quedara al frente de un área clave del gobierno, se podría confirmar el rol financiero del poderoso gremio en la campaña de Sapag, tanto en la pelea dentro del Movimiento Popular Neuquino (MPN) como en la elección general.

De eso hablarán la oposición y los gremios estatales entre otros actores que gravitan en la vida institucional de la provincia, una vez conocidos los nombres de los colaboradores del gobernador electo.

Sapag espera disfrutar de una luna de miel con la sociedad, lo más extensa posible. La conformación del gabinete será una señal importante de su parte para conseguir ese objetivo. Y un detalle para lograrlo es el llamado a extrapartidarios para que lo ayuden a gobernar.

Jorge Sobisch, el gobernador que se está despidiendo ruidosamente del poder, hizo malabarismo con los funcionarios durante los últimos cuatro años.

Desde el 2003, cuando comenzó su tercer período, se fueron del gobierno seis ministros, cuatro secretarios, cinco subsecretarios y dos jefes de policía. Esto sin contar otras deserciones en direcciones y presidencias de empresas públicas y otros organismos.

La cantidad de movimientos producidos en el gabinete, un número inédito en la historia reciente de la provincia, habla de una gestión que transitó con muchos conflictos y de un jefe que estuvo ocupado en cuestiones alejadas de la gestión.

Lo ocurrido con la inestable lista de colaboradores se podría explicar, entre otros motivos, por la creciente preocupación de Sobisch por proyectarse a nivel nacional para transformarse en candidato a presidente, un costoso proyecto personal que fracasó y que además se financió sin la debida transparencia.

El gobernador aún le debe una explicación a la sociedad de Neuquén sobre cómo fue que sumó millones de pesos para solventar su campaña nacional.

Fuertes crisis durante la gestión como el crimen del docente Carlos Fuentealba, ocurrido en abril de este año, y otras de menor intensidad, también pusieron al actual gobierno frente a cambios continuos en el gabinete.

Algunos movimientos comenzaron a poco de andar, allá por julio del 2004, cuando renunció una funcionaria en Cultura tras conocerse una denuncia de maniobras con cheques destinados a bibliotecas populares.

El área educativa ha sido una de las más sensibles y se devoró a dos ministros y a dos subsecretarios. La Policía fue un centro de conflictos junto con Seguridad, donde hubo desfile de ministros y subsecretarios. Y en el camino hubo una estrategia para dar vuelta al Poder Judicial.

Habrá que ver qué hará Sapag con la Justicia. Ésa también será una señal.