Las nuevas designaciones ministeriales demuestran que los Kirchner apostaron por "la continuidad" y dejaron para después del verano la definición de la puja entre kirchneristas porteños, encabezados por Alberto Fernández y los pingüinos patagónicos, bajo el liderazgo del polémico Julio De Vido. Un hombre que garantiza el control de negocios sensibles y que es clave a la hora de preservar la "caja".

El propio jefe de Gabinete, al anunciar el equipo de Cristina, se ocupó de aclarar que no habrá giros de 180 grados en la futura conducción del país. "La gente no votó un cambio drástico", dijo al cerrar la presentación de la lista de los 13 convocados.

Elegir a una joven figura -y desconocida en el escenario grande- como Martín Lousteau (36 años), para manejar la cartera económica, revela que las decisiones más importantes para el país seguirán en manos de los Kirchner.

La sorpresiva llegada de Lousteau se enmarca en la confianza depositada por Fernández en el ex ministro de Producción bonaerense, y reafirma además la alianza del gobierno con la industria. No en vano fue la Unión Industrial Argentina la que se mostró ayer más complacida con el ingreso de la "joven promesa", que muestra un perfil académico impecable.

Otro de los criterios que prevaleció a la hora de elegir fue no tocar las áreas calientes: dejar sin cambios los ministerios en manos de funcionarios sospechados de corrupción, o denunciados por no cumplir sus deberes de funcionarios públicos.