Jueves 15 de Noviembre de 2007 Edicion impresa pag. 42 y 43 > Deportes
Un adiós conmovedor y futuro incierto

Miles de aficionado de toda Italia dieron ayer el último adiós a Gabriele Sandri, hincha de Lazio, muerto por un tiro de la policía, en el funeral celebrado en Roma. La ceremonia, en la iglesia San Pío X en el barrio de Balduina, comenzó con una larga ovación cuando el ataúd llegó al templo con tiempo lluvioso.

Asistieron el ministro de Infraestructura, Antonio Di Pietro, el alcalde de Roma, Walter Veltroni, representantes de la Federación Italiana de fútbol, del Comité Olímpico nacional y todo el plantel de Lazio.

Montañas de ramos y ofrendas florales se amontonaron ante la iglesia con un aforo para 900 personas con asiento, pero que dio cabida a más de 2.000 aficionados al fútbol y amigos. Otros millares se agolparon ante las puertas del templo.

En su prédica, el párroco Paolo Tammi exhortó a los hinchas a renunciar a la violencia. "Sin duda hay algo enfermo en el fútbol, pero para Gabriele era un trozo de vida. Gabriele no era violento, sino suave y pacífico", dijo el clérigo.

Hasta poco antes de la ceremonia, los aficionados tuvieron ocasión de rendir el postrer tributo a los restos mortales de Sandri en la capilla ardiente. El hincha murió el domingo por el disparo de un policía en un área de descanso de una autopista, cerca de Arezzo.

El efectivo está bajo sospecha de homicidio por imprudencia. Según dijo, la pistola se le disparó cuando corría detrás del vehículo del fallecido y sus compañeros, a los que había sorprendido peleándose con hinchas de un equipo rival.

Para los aficionados, el agente es un asesino. "Vas a morir", pintaron desconocidos por las calles de Roma. Y en Internet se leen mensajes de venganza: "Cien de ustedes por uno de nosotros".

Mientras tanto, los futbolistas y directivos rechazan cada vez con mayor vehemencia a los violentos (ver aparte) y por eso el fútbol italiano es un desconcierto total.

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