Martes 13 de Noviembre de 2007 Edicion impresa pag. 29 > Sociedad
Crece la angustia porque la turista no aparece
Su compañero dio aviso, volvió y cayó a la cascada. Parques dijo que habían superado el límite de seguridad.

SAN MARTÍN DE LOS ANDES (ASM).- Mientras continuaban los rastrillajes de la joven desaparecida el domingo en el arroyo Grande de Quila Quina, se supo que su acompañante la vio caer por la cascada y alcanzó a dar desesperado aviso a un guardaparque, pero luego volvió sobre sus pasos y halló la muerte al precipitarse también en la garganta de furiosas aguas. Según se informó desde Parques, ambos se hallaban más allá del límite de seguridad permitido para usos turísticos.

En ese mismo sector, pero por debajo de la cascada, una turista también perdió la vida en 1998.

Al cierre de este despacho, fuerzas de seguridad y Defensa Civil del municipio realizaban una reunión de coordinación. El trágico episodio ocurrió en la tarde el domingo y las tareas de rastrillaje se prolongaron hasta las 20 de ese día, para reanudarse ayer en las primeras horas de la mañana. Más de 15 rescatistas de Prefectura y Policía, y una veintena del Parque Nacional Lanín, continuaban al cierre de este despacho con la búsqueda de Ayelén Van de Wint, que junto a Daniel Owtschinnikow, cayó por la cascada Quila Quina del llamado arroyo Grande.

El cuerpo del joven fue hallado una hora después de reportarse el accidente, unos 600 metros aguas abajo de la cascada y a unas decenas de metros del puente, pero Ayelén continuaba desaparecida. Familiares de la joven llegaron en la noche del domingo y permanecían en esta ciudad. Los padres de Daniel -trascendió- se encontrarían de viaje por Alemania. También ordenaron diversas diligencias en el lugar, el juez Federico Sommer, y el fiscal adjunto de San Martín.

Los rescatistas admitían tenues esperanzas, por las horas transcurridas. Otros señalaban que la muchacha de 20 años podría haber llegado hasta la desembocadura del lago.

El accidente se produjo en tierras de la comunidad mapuche Curruhuinca, del paraje Quila Quina, a 20 kilómetros de esta ciudad. Se tata de la cascada del arroyo Grande, que lleva sus aguas hasta el lago Lácar. A la altura del cañón del arroyo, las aguas

bajan furiosas. Hay troncos cruzados, suelo pedregoso, pozones profundos y con fuertes remolinos, e inmensas rocas que afloran.

Cuando se le preguntó por las medidas de seguridad en esa jurisdicción del Parque Lanín, para prevenir a los turistas de potenciales riesgos, el intendente del área protegida, Salvador Vellido, dijo que existe cartelería que explicita el límite de seguridad para el uso turístico. Los jóvenes, que en ese momento formaban parte de un grupo de cinco, disfrutando de la tarde en ese rincón del parque, "subieron por encima del límite" y estaban a la altura de la bocatoma que abastece a la villa, dijo Vellido. Por razones que aún se ignoran, Ayelén perdió pie y se despeñó. Según relató Vellido, el joven alcanzó a ubicar al guardaparque, que en ese momento se hallaba en las inmediaciones haciendo recorridas y dio aviso (probablemente a la distancia), para luego volvió sobre sus pasos en un intento de dar con la muchacha. En esas circunstancias, minutos después, también cayó por la misma garganta de la cascada.

 

Testimonio

 

La reconstrucción que Vellido hizo de los acontecimientos coincide, en parte, con el consternado relato de uno de lo testigos, Esteban Sixto, quien habló con este diario apenas un par de horas después de ocurrida la tragedia.

Sixto es de San Martín de los Andes, y dijo que "vinimos con los chicos a pasar la tarde y tomar unos mates, porque ellos se iban a volver a Bariloche luego. Ayelén -continuó- estaba sentada en un encadenado de cemento (la boca toma de la que se alimenta la villa y que citó Vellido), tomando mate junto con Daniel. Nosotros estábamos a unos diez metros de ellos, cuando de repente escuchamos gritos desesperados".

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