Martes 13 de Noviembre de 2007 Edicion impresa pag. 34 > Policiales y Judiciales
"A Diego Peralta lo mataron porque no perdían nada"
Lo ratificó uno de los imputados en el juicio por el secuestro y crimen del adolescente. Aseguró que, tras cometer el homicidio, sus compañeros se pusieron a fumar marihuana.

BUENOS AIRES (DyN).- Con chaleco antibalas, uno de los imputados por el crimen de Diego Peralta ratificó ayer en el comienzo del juicio por ese caso las acusaciones contra sus compañeros, y aseguró que el jefe de la gavilla volvió con la cara "manchada de sangre" luego de apuñalar al chico de 17 años que estaba secuestrado.

Así lo aseguró Marcelo "Chelo" Cejas, quien señaló que los secuestradores llegaron a esa decisión porque "no perdían nada" y, tras apuñalar y abandonar en una tosquera al chico, los miembros de la banda autores del crimen retornaron y se pusieron a fumar marihuana.

Cejas fue el primero de los ocho imputados que aceptó declarar ayer ante el Tribunal, en el día inaugural de audiencias por ese crimen. Allí están sentados en el banquillo cuatro hombres y una mujer acusados de homicidio con ensañamiento y alevosía, agravado por haber sido cometido para ocultar otro delito, mientras que otras tres personas están acusadas como partícipes necesarios del secuestro extorsivo.

Con los cargos más graves están Marcelo Cejas, Julio Rotella, Rosa Pisquillo, Enrique Báez y David Pereyra, mientras que por complicidad figuran José García, Lauro Shinabukuro y Fermín Amarilla. El noveno acusado, Carlos "Pipi" Garzón, aún sigue detenido en Paraguay.

Ayer, el fiscal del proceso, Carlos Dulau Dumm, advirtió que los delitos aquí ventilados implican una "altísima" criminalidad y "condenas ejemplares, en la medida que durante el juicio se pueda probar".

Por su parte, la familia de Diego volvió a exigir castigo a los culpables: "Los asesinos de mi hijo tienen que estar tras las rejas; de aquí en más, quiero que la pena sea máxima y que se respete la vida", dijo Emilce Peralta, madre del chico.

"Quiero una pena ejemplar. Yo salí a buscar la verdad que me negaron; por ser gente humilde nos costó más el camino. A mí me metieron a los delincuentes en mi casa. Yo responsabilizo al Estado, y el Estado me tiene que responder", añadió.

Diego Peralta tenía 17 años cuando el 5 de julio de 2002 iba en remise hacia su colegio, en la localidad El Jagüel, y fue secuestrado por al menos cinco hombres que iban en dos autos. La banda pidió 200.000 dólares a la familia Peralta, que por entonces tenía una distribuidora de productos y no contaba con ese dinero.

Tras una negociación, dos semanas después el padre del chico pagó 9.000 pesos y 2.000 dólares, sin que nadie les enviara una prueba de vida. A esa altura, Diego ya había sido asesinado y el 12 de agosto su cadáver fue encontrado flotando en el lago de una tosquera de Ezpeleta: lo habían apuñalado 10 veces y murió desangrado antes de ser arrojado al agua.

El juicio comenzó con algo de retraso y minutos antes de las 14 pasó a cuarto intermedio hasta la tarde, cuando Cejas -el único que estaba con chaleco antibalas- aceptó declarar y ratificó la confesión que hizo al quebrarse.

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