Martes 13 de Noviembre de 2007 Edicion impresa pag. 40 > Deportes
La trágica muerte de un deportista abrió la polémica
Un fisicoculturista falleció horas después de un torneo. Una "gran indigestión" provocó el paro cardíaco.

La tragedia le pegó duro al deporte de la zona. Ayer a la madrugada el fisicoculturista Diego Zilli murió en la ciudad de Bariloche, algunas horas después de haber ganado en su categoría y de terminar segundo en la tabla general del Gran Prix de la especialidad que se desarrolló el fin de semana. Inmediatamente, se encendió la luz de alerta.

La muerte de este santafesino de 30 años, profesor de educación física de una escuela rural de Cipolletti, preceptor en un colegio secundario y enamorado del culturismo desde hace una década, provocó un fuerte cimbronazo en la actividad.

De acuerdo a fuentes del hospital "Ramón Carrillo" de la ciudad lacustre, Zilli falleció tras sufrir un paro cardiorespiratorio provocado por una "enorme indigestión".

En horas de la madrugada de ayer el docente se descompuso en un hotel, comenzó a vomitar y parte de esa comida quedó alojada en sus pulmones.

Eso desencadenó un paro y su corazón no lo soportó. A terapia intensiva del nosocomio también ingresó con una sobredosis de insulina.

¿Cómo llegó a ese estado? Según señalaron sus allegados, Zilli se "dio un atracón de comida" y eso lo llevó a la muerte. Es más, desde la organización del Gran Prix se reveló que en un tenedor libre de Bariloche el atleta probó 19 variedades de comidas y 14 postres.

La noticia encendió la polémica: algunos personalizan el hecho y hablan de una "irresponsabilidad" de Zilli, otros apuntan contra la disciplina.

Sucede que es habitual que después de cada competencia los deportistas ingieran grandes cantidades de comida como compensación por las estrictas dietas a la que se someten, al menos, durante dos meses.

"Lo peligroso en este tipo de deportes es que hacen cualquier cosa para lograr el objetivo y, si esto no se controla, se pueden provocar serios trastornos", señaló José Vicente Franco, médico diabetólogo, nutricionista y coaching de rugby.

Es "norma" en el fisicoculturismo que en la etapa previa a las competencias los deportistas dejen de lado las pastas, pan, verduras y carnes rojas. Y sólo se mantienen a complejos de proteínas y pollo, y sistemáticamente bajan las 'dosis' de agua. Los últimos dos días casi no ingieren líquido.

Una de las últimas tragedias en este deporte tuvo que ver con ello. La jujeña Adelina Mareco sufrió un paro cardiorrespiratorio justo antes de saltar al escenario en el campeonato Sudamericano de Fitness y Fisicoculturismo que se desarrolló el año pasado en Zárate. Extraoficialmente se supo que la causa de la muerte de la jujeña fue por uso descompensado de diuréticos, agravado por la ingesta de efedrina. La deportista los habría utilizado para perder líquido y bajar de peso.

Daniela Silva, una de las organizadores del Gran Prix, y reconocida fisicoculturista, dijo que la tragedia se debió a "una negligencia, un exceso de parte del deportista que nada tiene que ver con la competencia".

Pero tanto Franco como el deportólogo Enrique Antivero apuntan hacia la "falta de controles" y los peligros "que provocan esos procesos de ajustes físicos exhaustivos cuando los organismos no logran responder".

La muerte de Zilli enlutó al deporte regional. Y también encendió la polémica.

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