Martes 13 de Noviembre de 2007 Edicion impresa pag. 44 > Cultura y Espectaculos
Fin de semana para disfrutar de ser "freak"
El FEAR (Freak Event Argentina) creó un espacio de libertad y diversión el pasado fin de semana en Roca. Mucha fantasía y creatividad en un encuentro en el que reinó el animé.

ROCA (AR).- El diccionario lo define como algo raro, extravagante y hasta un tanto excéntrico. Las películas que llegan a nuestro país pobremente dobladas se refieren al término como "fenómeno", sin que nunca quede claramente determinado lo que ello significa. Pero la palabra "freak", lejos de ser un mero calificativo que se aplica a personajes poco convencionales, trascendió los límites de su propio universo denotativo y ahora se convirtió en el sello de toda una subcultura adolescente que empieza a asomar tímidamente por debajo de las cobijas de la "Cultura" con mayúsculas.

"Un freak no es un nerd", se apura a aclarar Elías Trindade, responsable directo del primer encuentro "freak" que se desarrolló en este valle y que tuvo como escenario principal a General Roca. "Empezó con el gusto por los videojuegos y el animé japonés y luego se extendió a todos los géneros de la fantasía, la ciencia ficción y el horror", explica. Y de eso justamente se trató F.E.AR (Freak Event Argentina). Un espacio donde la amplitud de criterios de diversión hizo conjugar en un mismo sitio a los amantes de la playstation y la literatura de Tolkien, del animé y de los juegos de rol.

El encuentro se desarrolló durante el fin de semana en las instalaciones de la ex ENET Nº 1 y, según sus organizadores, ya se planifica otro para el año que viene. "Este tipo de eventos se realizan cada tres meses en Buenos Aires y nosotros (la productora Wiji arte&ficción) quisimos hacerlos en la región, porque es mucha la gente que comparte el gusto por los cómics y el animé", señala Elías.

La variedad es lo que define a F.E.AR. Desparramados en el centro de la sala hay un grupo de jóvenes que dibuja caricaturas góticas, mientras otro se divierte con un juego de roles. Un poco más adentro más de veinte chicos entraron a una competencia de cartas "Magic, the Gathering", mientras que en la sala contigua se exhiben, ante un numerosísimo grupo ensimismado, proyecciones de animé. A uno y otro lado pueden verse los participantes de "cosplay", un concurso de disfraces que definitivamente fue el que reunió más adeptos.

Entreverado en medio de varios personajes de la serie "Naruto", hay un Andrómeda de "Los Caballeros del Zodíaco" que intenta caminar con una incómoda armadura, mientras Goku, de "Dragón Ball Z", pelea para que su extravagante cabellera se quede en su lugar. A su lado Jill Valentine, de "Resident Evil" cuida que la pintura que simula sus graves heridas no se borre mientras se saca una foto junto a Sailor Moon.

Difícilmente pueda entenderse la fascinación que la cultura del manga (cómic japonés) o el animé despiertan en la comunidad "freak" si nunca se estuvo en contacto directo con sus productos más acabados, por lo general únicamente disponibles en sombríos reductos perdidos en la maraña de locales urbanos que invitan al consumismo masivo. "El animé es todo lo contrario a una película pochoclera producida por Hollywood. Los japoneses trabajan mucho con la personalidad de los protagonistas, y muchos de nosotros se sienten plenamente identificados con esas subjetividades", comenta al respecto Elías.

Ajenos a estas disquisiciones, los chicos (y los no tanto) continúan absorbidos en sus propias preocupaciones. Mientras Goku sigue librando una lucha sin cuartel con su complicada cabellera, un adolescente le recomienda a un monje, en un castellano ininteligible mezclado con

algo de japonés, que sea más responsable y deje de revolear descuidadamente su báculo, siendo el mismo una fuente de infinito poder.

Al costado, Gandalf, de "El Señor de los Anillos", se coloca en la boca una pipa de la que no sale humo e intenta conversar con una doncella medieval, mientras un caballero negro, aquel que cabalga uno de los demonios nazgûl, le pregunta a Meteoro por qué teniendo la posibilidad de tener tantas chicas sigue empecinado con las carreras.

El día se apaga y las luces también. Después de horas de fotos, en las que cada uno de los participantes de cosplay posa imitando a la perfección a su personaje, la multitud empieza a ubicarse frente al escenario para disfrutar de un show verdaderamente "freaky": música de animé.

Sabrina y el conjunto Tamagochi Experiment se desarman interpretando covers en japonés de los animés más populares, como "Evangelion" y el publico delira y acompaña cada uno de los temas a grito pelado.

Luego del espectáculo musical no queda lugar ni para el análisis. La subcultura "freak" resiste cualquier examen y se limita a revertir los roles y conceptos heredados por la sociedad. Aquí lo "normal" es lo ficticio y, nosotros, los "normales", somos en realidad los "fenómenos"

. ¿Conclusiones del evento? No muchas, salvo el lamento de esta cronista de no haberse avivado y haber asistido disfrazada de Chun Li, del Street Fighter.

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