JUAN MOCCIARO
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Hace más de dos años esta columna nació para hablar de fútbol. De los jugadores y la pelota, los entrenadores y sus ideas. De partidos, gambetas inolvidables y emociones enfundadas en camisetas.
Pero, a balazos y puntazos, la sangre se filtró. Y la muerte le quitó espacio a la pelota, como ocurre ahora mismo. ¿Hablar de violencia es hablar de fútbol? ¿Se puede seguir hablando del juego si ya van 223 muertos apilados en el placard putrefacto de nuestro viejo y querido fútbol argentino?
El sábado a la tarde, un hombre murió apuñalado sobre una tribuna, mientras en el campo de juego se jugaba un partido. Todo a la vez, fútbol y muerte. Toda una crónica de estos tiempos.
Independiente Rivadavia goleaba 7-0 a Belgrano y un hombre le clavaba un cuchillo en el abdomen a su primo. Los dos eran hinchas del que ganaba. El presidente del club mendocino, Daniel Vila, dijo después que violencia hay en todos lados, que en realidad es un problema de la sociedad, que está muy enferma...
Tiene razón Vila, pero en parte. Muy en parte. Dicen que se trató de un crimen pasional. Que nada tuvo que ver con la feroz interna que desangra a ese club. Pero ¿cuánto tiempo pasará hasta que la muerte sí tenga que ver? Como sea, un tipo entró a una cancha con un arma blanca, mató a otro de una cuchillada y escapó.
¿Qué hicimos con el fútbol para transformar sus tribunas en un buen lugar para matar por amor, por dinero, por la jefatura de esa banda delictiva que es una barrabrava o por lo que sea?
Eso sí, sabemos que cambiar camisetas con un rival merece una condena. Como la que recibió Luciano Leguizamón, de Gimnasia, por pedirle la camiseta a Juan Sebastián Verón, de Estudiantes, hace unas semanas.
Juan José Muñoz, presidente del Lobo, fue rotundo: "Rompió los códigos del fútbol" y anticipó que el jugador no estaría en los siguientes partidos, como al fin ocurrió. Muñoz cree que Leguizamón se equivocó y debe pedir perdón.
Pero Muñoz es el mismo que el año pasado amenazó a un árbitro en su propio vestuario y permitió que la barrabrava apretara al plantel para que se dejara ganar ante Boca. Si Muñoz dice qué está bien y qué está mal, entonces nada está bien.