Miércoles 07 de Noviembre de 2007 Edicion impresa pag. 26 y 27 > Sociedad
Un virus escurridizo

El virus de la hepatitis B es muy pequeño, pero muy peligroso: se estima que tiene una capacidad de transmisión entre 50 y 100 veces mayor que el virus del SIDA. "Aunque el virus de la hepatitis B se puede transmitir por sangre, esta vía de transmisión está descartada desde hace unos años señalo el doctor Diago. Hoy la vía de transmisión sexual es una vía habitual, y es la fundamental en el mundo occidental. En Asía, la principal vía de transmisión es la transmisión vertical, de madre a hijo."

Cuando el virus se transmite a una persona adulta, en más del 90% de los casos las defensas del organismo son capaces de rechazarlo, y sólo en el 7% de los casos la infección se vuelve crónica. Por el contrario, cuando el virus se transmite durante los primeros días de vida, el sistema inmunológico aún inmaduro es incapaz de rechazar al virus, por lo que en la mayoría de los casos la infección se vuelve crónica.

"Históricamente ha habido una gran necesidad de remedios para combatir la infección crónica causada por el virus de la hepatitis B. Hasta el año 2000 sólo contábamos con el interferón, que se da por vía inyectable y que no puede ser usado en casos avanzados contó el doctor Villamil. Hoy estamos en una era de medicamentos antivirales que se dan por boca, que no tienen efectos colaterales y que pueden ser usados en pacientes avanzados, pero que requieren una administración prolongada: años o de por vida."

Tanto con los nuevos como con los viejos antivirales, la tasa de cura es de alrededor del 30 y el 40% de los casos, en los que se logra interrumpir la progresión de la enfermedad. Aunque los avances son muchos, todavía resta un largo camino por recorrer en la lucha contra la hepatitis B.

Afortunadamente, hoy existe una vacuna que la previene, y que es efectiva. En la Argentina, integra el calendario oficial de vacunación.

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