Miércoles 07 de Noviembre de 2007 Edicion impresa pag. 26 y 27 > Sociedad
Continúa la lucha contra la hepatitis B
A pesar de las vacunas, sigue siendo riesgosa.

A pesar de los efectivos programas de vacunación puestos en marcha en varias naciones, tanto del primer mundo como del tercero, entre las cuales se cuenta la Argentina, la hepatitis B se resiste a ceder terreno y aún hoy afecta en forma crónica a unos 350 millones de personas en todo el mundo. Para estas personas, la infección por hepatitis B representa un riesgo cierto de evolucionar hacia la cirrosis o hacia el cáncer hepático; tal es así que en la actualidad la hepatitis B es responsable del 80% de los tumores de hígado.

Son muchos los tratamientos hoy disponibles para el tratamiento de infección crónica por hepatitis B, a tal punto que los expertos coinciden en que ha habido en la última década una explosión de nuevas terapias. "En este momento hemos pasado de no tener tratamiento para la hepatitis B, o de tener muy pocos, a disponer de un abanico de posibilidades", sintetizó el doctor Moisés Diago, jefe de la sección de Hepatología del hospital General Universitario de Madrid, España.

Pero el cada vez más amplio arsenal terapéutico disponible para combatir la infección crónica causada por el virus de la hepatitis B no da abasto, ni siquiera en combinación con métodos preventivos como el uso de vacunas efectivas, para ganarle la batalla a esta enfermedad. "La hepatitis B está decreciendo, tanto en España como en Argentina, en la población autóctona, gracias a los programas de vacunación explicó Diago. Pero lo que está ocurriendo en este mundo global, con las migraciones, es que de la misma forma en que viajan las personas, también viajan los virus."

Así, los flujos migratorios provenientes de sitios del globo como Asia, donde la hepatitis B alcanza niveles epidémicos, llevan de un lado a otro la enfermedad. "La hepatitis B es un problema de salud dramático en Asia, en poblaciones como las de Corea o de Taiwán, donde hasta el 10% de la población es portador crónico del virus, y donde las tasas de cirrosis y de cáncer hepático son elevadísima", agregó el doctor Federico Villamil, jefe de hepatología y director de Trasplante Hepático de la Fundación Favaloro. "En la Argentina, que tiene tasas bajas de hepatitis B, que rondan el 1 o el 2%, gracias a los programas de vacunación, gran parte de las comunidades que han venido de Asia tienen altísimas tasas de infección por hepatitis B agregó. Y como esta es una enfermedad que es asintomática hasta que se encuentra muy avanzada, es necesario desde el punto de vista de la salud pública definir poblaciones de alto riesgo y salir a tratar de evitar que estas personas evolucionen hacia una cirrosis o hacia un cáncer de hígado, y a la vez tratar de evitar que transmitan el virus a su descendencia".

 

AGUSTÍN BIASOTTI

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