MELILLA, España (AFP) - El rey Juan Carlos completó ayer en Melilla sus visitas a los enclaves españoles en el norte de Marruecos, en un doble viaje que tensó las relaciones con Rabat y fue condenado por Mohamed VI como un acto de nostalgia de una "era sombría".
"No podía dejar pasar más tiempo sin venir a Melilla, para expresaros todo nuestro afecto y apoyo, al igual que lo hemos querido hacer en tantas otras ciudades", dijo el monarca español en esta ciudad autónoma.
El Rey y su esposa, la reina Sofía, había llegó a mediodía a la Plaza de España de Melilla, donde fueron recibidos por miles de personas al grito de "¡Melilla os quiere!" y "¡Que
lo sepa todo el mundo, Melilla es española!" en medio de un mar de banderas españolas.
La visita a Melilla, ciudad de unos 70.000 habitantes, completa la que el monarca hizo el día anterior a Ceuta, los dos enclaves españoles norteafricanos y las últimas regiones españolas que le quedaba por visitar oficialmente desde su accesión al trono en 1975. La presencia de Don Juan Carlos en Ceuta y Melilla ha provocado una viva polémica con Marruecos, que reivindica ambas ciudades, hasta el punto que el rey Mohamed VI llamó a su embajador en Madrid. "Expresamos con fuerza nuestra viva condena y denunciamos con igual firmeza esta visita sin precedentes", dijo el monarca marroquí en un comunicado difundido este martes por la noche.
"Este paso contraproductivo atenta contra los sentimientos patrióticos sólidamente arraigados en todos los componentes y sensibilidades del pueblo marroquí", subrayó el rey.