-¿Cómo surge su proyecto de matrimonio entre personas del mismo sexo?
Hace mucho que trabajo en el tema de igualdad en materia de derechos civiles. Hace un año vino a la Argentina gente del gobierno de Rodríguez Zapatero y asesores míos trabajaron con ellos sobre la experiencia en España con la ley que autoriza el matrimonio entre personas del mismo sexo.
-¿Qué la decidió a presentarlo?
Atendiendo básicamente al fundamento de que el matrimonio es una institución civil y laica; por lo tanto se adapta a las necesidades sociales. Así como en una época el matrimonio era indisoluble, con la recuperación democrática se logró la posibilidad de disolverlo y que las personas tuvieran derecho a rehacer su vida. En una época los hijos se dividían en matrimoniales y extramatrimoniales y eran distintos para la ley; hoy son todos hijos.
-¿Cuál es la base del proyecto?
No es razonable que haya un matrimonio civil para personas de un color o de otro, de una religión o de otra, y tampoco de una inclinación sexual u otra. El matrimonio debe ser uno para todos, con iguales derechos y responsabilidades.
-En Río Negro y Capital Federal ya existe la unión civil entre homosexuales, lo que es un paso adelante.
Son instancias distintas. Fueron conquistas valiosas en materia de igualación en derechos. Pero la unión civil dictada por una legislatura local sólo tiene validez para el ámbito donde se dicta. El matrimonio es una institución civil de alcance nacional regulada por el Código Civil y por la Ley de Matrimonio Civil...
-...por lo tanto sólo puede ser modificada por el Congreso nacional por ley...
Claro. En la Ciudad de Buenos Aires la ley de Unión Civil tiene alcance para los derechos que otorga la ciudad, pero no puede disponer sobre derechos y obligaciones del ámbito nacional, como los derechos hereditarios, porque eso está en el Código Civil.
-Se le cuestiona que presentó el proyecto semanas antes de las elecciones.
Creo que una campaña electoral es un buen momento para plantear el tema. El periodismo nos pide a los candidatos que fijemos posiciones en períodos electorales: es el momento en el que la gente está atenta para ver si vota o no a un candidato. Pero lo trabajo desde hace mucho.
-¿Cómo recibió la Iglesia la propuesta?
La Iglesia en general es una institución reacia a estas cosas. Hay que ser cuidadoso. Es muy razonable que el matrimonio eclesiástico lo regulen las autoridades eclesiásticas porque así corresponde. La Iglesia no es una institución democrática sino jerárquica, que tiene otra legitimidad distinta que una sociedad civil. El matrimonio civil está en manos de instituciones civiles y, como la Argentina ha elegido la democracia, éstas son reguladas por los representantes del pueblo.
-¿Recibió apoyo político?
La senadora electa por la Coalición Cívica María Eugenia Estenssoro apoyó el proyecto. Recibí muchísimos mails y llamados telefónicos en mi despacho y comentarios favorables en mi blog. Por otra parte, recibí algunas críticas, básicamente de sectores muy religiosos.
-Por lo general, la crítica religiosa señala que el matrimonio homosexual destruye la familia y va contra la naturaleza porque no hay procreación.
A eso hay que responderle rápidamente si le vamos a permitir el matrimonio a personas mayores de edad. Por ejemplo, personas de 70 años se pueden casar y no tienen capacidad de procrear. Y con las personas que son infértiles, ¿qué pasa? Si el único sentido del matrimonio es la procreación, no parece razonable que los infértiles se puedan casar. Sin embargo, a todos nos parecería un horror y muy discriminatorio prohibirle que se casara a una persona infértil.
-¿Por qué piensa que sucede esto?
El sentido del matrimonio no es la procreación, que es una elección que muchísimas personas hacemos porque tenemos la vocación de tener hijos, criarlos y perdurar en ellos. Pero la maternidad y la paternidad son una elección.
-Algo que ha generado mucha polémica es que el proyecto habilita la adopción por parte de la pareja homosexual.
La adopción está pensada a favor de los niños que no tienen una persona que los cuide. Por eso se les busca protección, amor y sostén; nada indica que ésas sean virtudes propias de los heterosexuales y no de los homosexuales. En segundo lugar, muchos homosexuales crían hijos; los propios, que a veces han tenido en una relación heterosexual anterior y luego han construido una pareja homosexual, y muchos adoptan. Porque nuestra legislación permite la adopción en forma conjunta si se está casado y, si no, una mujer o varón solos pueden adoptar. Muchos homosexuales han adoptado hijos solos y luego los crían con su pareja.
-Allí surge un vacío...
Sí, el problema es que no puede haber adopción conjunta y esto es en perjuicio del chico: si después esas personas se separan, el chico no tiene derecho a pedir alimentos del que no figura como adoptante y, si se muere el adoptante, luego la familia que se hace cargo del chico quizá no lo deja ver al que a lo mejor lo crió durante diez años.
-¿Hay muchos prejuicios en esto?
Y, no es verdad que los homosexuales no crían chicos; lo hacen igual que los heterosexuales, o sea que esto que propongo es en protección del niño. La adopción está en función del chico, a quien lo que le hace mal es el maltrato y el abuso, que tampoco parece que sean una cosa de homosexuales.
-¿No afecta a la crianza del chico que sus padres sean del mismo sexo?
En lo que hace a pensar si un chico para criarse necesita una imagen paterna y otra materna, como varón y mujer, esto está clarificado por estudios empíricos. En España el Partido Popular (PP) se oponía a esta ley y mandó a hacer estudios a chicos criados por homosexuales para marcar las diferencias con los educados por heterosexuales. Los estudios marcaron que las inclinaciones sexuales de los chicos criados por homosexuales son exactamente similares a las de los criados por heterosexuales. La inclinación sexual es una elección de la persona y lo que determina la crianza de un chico es el amor, el cuidado y la protección, no la inclinación sexual de sus padres.
-Considerando que la sociedad argentina es prejuiciosa, ¿puede ser que no estemos preparados para un cambio así?
Lo que tenemos que cambiar es la sociedad. Lo mismo pasa con personas con discapacidades; los que tenemos capacidades más plenas somos los que no tenemos idea de cómo relacionarnos con quienes tienen discapacidades.
-Claro, el problema es nuestro.
Sí, nosotros somos los que tenemos que adaptarnos. Es natural que haya homosexuales y heterosexuales, aunque éstos son mayoría. Desde que el mundo es mundo hubo distintas inclinaciones sexuales. A mí me gusta decir que Dios nos hizo distintos precisamente para convivir entre distintos; si no, nos hubiese hecho a todos iguales, sin distintas razas, creencias, religiones, color de piel e inclinación sexual. Hay que aprender a convivir entre distintos, igualando derechos y responsabilidades.
-¿La Iglesia tiene que aprender?
Lo que tienen que entender las autoridades eclesiásticas es que los temas civiles los resolvemos en la sociedad civil los representantes del pueblo y en este sentido tienen que ser respetuosos. Yo sería incapaz de pretender que el matrimonio religioso sea como yo opino. En esto tienen razón quienes regulan las instituciones eclesiásticas. En una sociedad laica que tiene musulmanes, judíos, católicos, ateos, budistas... lo que no pueden pretender es que la opinión de un sector religioso impregne a una sociedad laica.
-¿Y qué ocurre en realidad?
La Iglesia invariablemente ejerce presiones. Esto lo sé básicamente por los senadores y diputados que comentan que en sus provincias los obispos son una fuerte presión. Cuando alguien presenta un proyecto vinculado con la despenalización del aborto, las autoridades eclesiásticas a veces presionan enormemente. Creo que esto es injusto, porque la sociedad civil merece debate.
-¿Cuándo se va a tratar el proyecto?
Yo voy a pedir que se trate antes de que termine mi mandato como senadora.
-Parece difícil...
Sí, así que seguramente lo representaré en Diputados, donde hay otro proyecto parecido que han firmado otros diputados. Haremos una causa común y vamos a intentar que se debata. Para una sociedad siempre es bueno igualar; no es bueno decir "son temas que dividen a la sociedad, no hay que discutirlos". Hay un sector importante de la población que está humillado, al que no lo dejan ejercer los mismos derechos y tomar las mismas responsabilidades por su inclinación sexual.
-¿Piensa que será promulgada?
No lo sé... creo que si estos temas se debaten uno se da cuenta de que la sociedad civil a veces está más adelantada que sus representantes. Si la sociedad participa activamente del debate, no sé qué puede pasar. Estaría bueno debatir en comisión y escuchar a todos. A mí no me importa perder, me preocupa no debatir. Creo que si debatimos tenemos muy buenos argumentos para ganar.
“Por una sociedad más decente”
Vilma Lidia Ibarra, hermana del ex jefe de Gobierno porteño Aníbal Ibarra, es senadora nacional por la Ciudad de Buenos Aires y su mandato finaliza en diciembre. Nació el 21 de mayo de 1960 en Lomas de Zamora. Asegura que “lo importante es igualar” y, entre los fundamentos de su proyecto, citó una frase de Rodríguez Zapatero cuando se promulgó la ley en España: “Con esta ley tendremos una sociedad más decente porque es más decente una sociedad que no humilla a sus miembros”.
JUAN IGNACIO PEREYRA
ipereyra@netkey.com.ar