BUENOS AIRES.- Luego de los días pasados en El Calafate donde hubo algo de descanso y mucho de reflexión y armado a futuro, el matrimonio presidencial inicia a partir de hoy un tramo diferente de la administración que, hasta ahora, encabezó Néstor Kirchner.
Aunque nunca dudó del éxito de su proyecto, el jefe del Estado tiene ahora ratificado en las urnas el programa a largo plazo que había diseñado mucho tiempo atrás, incluso antes de llegar a la Casa Rosada. Kirchner tiene asegurado a través de su esposa Cristina la continuidad de la tarea iniciada y la tranquilidad de saber que no habrá reformas en sus iniciativas. Con las espaldas seguras, la pareja presidencial se dedicó en Santa Cruz a pensar en los próximos cuatro años y, como primer paso, a definir los nombres que integrarán el nuevo gobierno, aunque en la Rosada dan por seguro que no habrá grandes cambios.
Al nuevo gabinete podría ingresar Héctor Icazuriaga, actual jefe de la SIDE y un "pingüino histórico" como ministro del Interior. Aníbal Fernández, actual titular de la cartera de Interior pasaría a Defensa o Trabajo. Sin embargo, circula también el nombre del diputado Nicolás Fernández para la cartera política.
Alicia Kirchner seguiría en Desarrollo Social, cartera que absorberá el ministerio de Salud.
En tanto, el lugar que hoy ocupa Miguel Peirano, que seguiría en su puesto, se dividiría en Economía y Producción, pero por el momento no circulan nombres para esta área.
Fuera del gabinete, hay dos áreas que son clave para la política del gobierno: el PAMI y la Anses. Para la obra social de los jubilados la presidenta electa se inclinaría por Patricia Vaca Narvaja, aunque semanas atrás había pensado en Graciela Rosso para el puesto. Sin embargo, esta ex funcionaria de la Alianza habría quedado des
cartada porque -para sorpresa del propio gobierno- ganó la intendencia de Luján y no se considera políticamente correcto no asumir ese cargo. En el ANSES, los Kirchner estiman difícil suplir la gestión de Sergio Massa y por esa razón se decidirían por el joven Florencio Randazzo, ministro de gobierno de Felipe Solá en la provincia de Buenos Aires.
Martín Redrado seguirá al frente del Banco Central, con las claras indicaciones de mantener el peso competitivo para las exportaciones.
Con inocultable desgaste, Guillermo Moreno dejará la Secretaría de Comercio Interior de Economía. Pero su "trabajo sucio" en el control de precios del INDEC tendrá
premio: bajaría el perfil como titular de otro organismo, la petrolera estatal Enarsa.
El jefe del Gabinete, Alberto Fernández, le ofreció esta semana a los Kirchner su renuncia por cansancio y estrés. Quedó golpeado por sus derrotas electorales en Capital Federal y Mendoza, donde perdieron sus candidatos. Pero el matrimonio lo
quiere a su lado.Otros dos sobrevivientes que esperan mantener su puesto son: Carlos Zannini en la estratégica Secretaría Legal y Técnica y Oscar Parrilli en la Secretaría General de la Presidencia. Según fuentes ligadas al gobierno, los mismos ya estarían confirmados.
Otro "pingüino" que se quedaría es el secretario de Turismo, Enrique Meyer, cuya labor es reconocida por el gobierno, pese a que fue la devaluación del peso el mayor aporte al desarrollo de su trabajo.
Julio De Vido no seguiría al frente del Ministerio de Planificación pero sería confirmado al frente de las obras y los servicios públicos. Se considera inamovible, pese a que lo rozaron escándalos de corrupción como Skanska o la valija venezolana.
Más allá de este armado, el jefe del Estado y la presidenta electa tienen en perspectiva otro tema de alta política: replantear la concertación que, según se dijo en la Rosada, no cubrió las expectativas. El cambio de figuras en el gabinete, que son más bien de forma pero no de fondo, apuntan a consolidar este tema.
(DyN/Redacción Central)