SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El intendente interino, Marcelo Cascón, se apresta a iniciar el camino que permita reactivar las excursiones turísticas en la isla Huemul. Es algo que Alberto Icare prometió varias veces pero nunca concretó. De hacerlo obtendría un fuerte respaldo del sector turístico y abriría las puertas para reactivar el abandonado puerto San Carlos.
Cascón enviaría esta semana el proyecto de ordenanza para licitar los servicios turísticos en la isla al concejo. Para ello mantuvo reuniones con el Consejo Asesor Honorario de la Isla Huemul para pasar en limpio la actual situación y definir nuevas líneas de trabajo. “El cuerpo no se reunía desde hace años y el borrador del pliego de licitación estaba en Obras por Contrato y nunca terminaba de salir” aseguró. Además dijo que los pasajeros podrían ser transportados por la empresa que tiene la concesión del Perilago, la cual podría contratar alguno de los dos catamaranes que ahora están en desuso en el Puerto San Carlos.
Como se recordará, la Administración de Parques Nacionales manifestó su amplio apoyo al proyecto que permita reactivar el paseo a la isla. El intendente del Parque Nacional Nahuel Huapi, Juan Salguero, recordó que existe “un convenio de colaboración mutua con el municipio” para promover la excursión a la isla y consideró que no es descabellado pensar que “este verano pueda estar funcionando otra vez” esa opción turística.
La Isla Huemul, ubicada a seis kilómetros del Centro Cívico, formó parte del primer Parque Nacional, al crearse la Dirección de Parques el 9 de octubre de 1934. No obstante, permaneció en desuso hasta que en agosto de 1948 el gobierno de Juan Domingo Perón, anunció que allí comenzarían los trabajos que permitirían “reacciones termonucleares, bajo condiciones de control en escala técnica, actuando en una zona de reacción a altas temperaturas”. El proyecto estaba a cargo del científico alemán Ronald Richter.
El 21 de agosto de 1949 llegaron las primeras topadoras a la isla. En pocos meses la obra llegó a tener 400 personas trabajando, se hacían decenas de viajes diarios desde Playa Bonita y Perón ordenó al Ejercito y a Fabricaciones Militares “colaborar en todo lo necesario”. Perón y su esposa Evita visitaron el lugar el 8 de abril de 1950 y quedaron muy bien impresionados.
No obstante, en mayo y setiembre de 1952 dos comisiones de expertos recorrieron las obras y aconsejaron al gobierno nacional “la suspensión del apoyo moral y material” ya que evaluaron al proyecto como inviable. El 22 de noviembre se pone fin al proyecto, en el cual se habían gastado millones de pesos. Todo pasó al olvido y la isla perteneció a la órbita del Estado Nacional hasta principios de 1981, oportunidad en la cual fue cedida en comodato el Ejercito Argentino por decreto. La isla fue usada “con fines de instrucción, prácticas de tiro y andinismo”. Los edificios de Richter fueron objeto de todo tipo de destrucciones.
Reinstaurada la democracia el estado nacional la cede a la provincia de Río Negro. El traspaso se efectiviza en agosto de 1984, cuando el Ejército la restituye “en el estado en que se encuentra”.
El acta acuerdo se firma en la intendencia local, por el teniente coronel Ricardo Becerra, subdirector de la Escuela Militar de Montaña y Horacio Massaccesi, secretario de gobierno provincial. Tres años más tarde la provincia transfiere la isla a la municipalidad con la finalidad de crear un centro recreativo turístico.
En primer lugar la isla fue declarada “reserva histórica, ecológica y turística municipal”.
La medida se aprobó el 7 de julio de 1988 y en la última sesión del año, el 26 de diciembre de 1988, los concejales aprueban un rígido y conservacionista plan de manejo.