El suroriental estado mexicano Tabasco vive un alto riesgo de inestabilidad social como consecuencia de las inundaciones que afectan a más de un millón de personas, dijo ayer el Secretario de Gobierno estatal, Humberto Mayans, ante el presidente de México, Felipe Calderón.

Al mismo tiempo, durante la segunda gira de Calderón por las zonas afectadas por la inundación que inició hace cuatro días, el gobernador de Tabasco, Andrés Granier, reclamó que "no se escatimen recursos" para las obras que necesita el estado para prevenir este tipo de situaciones. Existe "un altísimo riesgo para la estabilidad social", dijo Mayans al señalar que 100.000 personas "deambulan" por Villahermosa, la capital del estado inundada, que de 5.700 planteles escolares que tiene el estado, 4.000 están bajo agua, que en la capital de 14 grandes tiendas sólo nueve permanecen abiertas, que el comercio pequeño ha colapsado y que de 500 centros de salud, 150 quedaron inútiles.

El funcionario en su recuento de daños también afirmó que las tiendas que prestan servicio sufren desabasto, que la gente obstruye las carreteras instalando campamentos, que sólo funcionan 24 gasolineras de las 48 que tiene la capital, y que se incrementa la necesidad de plantas potabilizadoras de agua. El presidente Calderón, que pidió a los tabasqueños que "no pierdan la calma" y que subrayó que ahora es el momento de estar "concentrados en las prioridades inmediatas", prometió que pasada la emergencia será reparado todo el daño que sufrió Tabasco. "Yo les digo que vamos a reconstruir Tabasco cueste lo que cueste", afirmó Calderón.

Mientras tanto, se informó que el volumen de las aguas de los ríos que inundan el estado dejaron de incrementarse en las últimas horas y que en algunos comenzó un leve descenso del nivel, aunque las lluvias continúan en la región en forma intermitente y sin ser tan abundantes como en días anteriores. También comenzó a llegar a Tabasco la ayuda que desde todo el país se está enviando. En aviones, camiones y barcos que salen desde Veracruz, arriban agua, víveres, tiendas de campañas, así como vehículos de tierra y aire para ayudar a rescatar a las alrededor de 500.000 personas que aún permanecen en los techos de sus casas inundadas. (DPA)