ROCA (AR)- Por primera vez prestó testimonio e intentó derribar toda la acusación que pesa en su contra. Cristian Zeni, el hombre de 37 años detenido desde que en mayo volcara en el auto que conducía -un Audi A6- transportando unos 90 kilos de cocaína, brindó un detallado testimonio ayer ante el Tribunal Oral Federal que lo juzga por el tráfico de estupefacientes.

Zeni se despegó absolutamente del cargamento hallado en su auto, que quedó esparcido en la ruta 151, a unos 15 kilómetros de Catriel, cuando chocó a alta velocidad contra un puente. Aseguró desconocer la existencia de la gran cantidad de estupefacientes que llevaba oculta en la parte trasera de su rodado, en una especie de baúl de doble fondo. La defensa pidió su absolución y, en forma subsidiaria el cambio del encuadre jurídico del delito por el cual se lo acusa, en tanto la fiscalía solicitó 8 años de prisión.

En la segunda jornada del debate que se realiza en el Juzgado Federal, se escucharon algunos testigos más de la defensa y fue el turno de los alegatos. La lectura de la sentencia se fijó para el próximo jueves 8, en tanto los magistrados ordenaron la destrucción de la droga el lunes 5.

En el comienzo de la audiencia, ayer se presentaron otros tres testigos aportados por la defensa que, en general, avalaron los dichos de Zeni -dos de ellos eran amigos y el restante fue el primero en llegar al lugar para asistir al herido- y alrededor de las 9:30 el imputado aceptó brindar su versión de los hechos ante los jueces Oscar Albrieu, Armando Márquez y Rafael de la Rosa.

El propietario del costoso auto apenas comenzó a hablar atacó la hipótesis principal que guió la acusación, por la cual fue procesado a fines de mayo por el delito de tráfico de estupefaciente en la modalidad de transporte.

Zeni, quien dijo que trabajaba en el rubro de transporte y también se dedicaba a la compra y venta de automóviles, refirió que todo se originó en una transacción comercial a través de la cual pretendía vender el Audi A-6, con el cual volcó en Catriel. Según detalló, tiempo atrás lo había comprado en mal estado y se dedicó a repararlo para su venta. Añadió que estuvo en la región anteriormente, en relación con este negocio, hasta que tomó contacto con "un tal Castillo" al cual vino a ver a Neuquén, y con quien un día antes de emprender su viaje para la zona había llegado a un acuerdo para la venta del rodado.

El acusado señaló que en una parrilla de Buenos Aires se reunieron Castillo -quien sería un neuquino, integrante de la comunidad gitana- otro hombre que lo acompañaba, él y un amigo que ayer avaló su defensa, y allí acordaron la venta, por la cual Zeni recibió un adelanto de 10 mil dólares, y finiquitar el negocio al día siguiente en Neuquén.

Pedido "para chequearlo"

Pero antes de esto, Castillo le habría requerido la entrega, por esa noche, del Audi A6 "para chequearlo" mientras que le brindó otro rodado de la misma marca -un Audi pero A4- que intercambiarían al día siguiente para viajar a Neuquén. "A mí me pareció bien", dijo Zeni, y así se hizo.

Al día siguiente -el 6 de mayo- en una estación de servicios ambos volvieron a intercambiar los autos para emprender el viaje. "Yo no noté nada raro. Cuando salgo, está bien que no fue exhaustiva la revisación, pero nunca vi un doble fondo", aseguró.

Zeni admitió que circulaba a excesiva velocidad, lo cual -dijo- no habría hecho "de haber sabido" que llevaba semejante carga. En el viaje, el acusado indicó que iba solo pero acompañado de Castillo quien iba a bordo del otro auto que lo seguía de cerca. Sin embargo, durante la noche -ya 7 de mayo- sufrió el espectacular vuelco sobre la ruta 151 y no supo nada más del mencionado sujeto.

"Tengo que volantear por un animal (sobre la ruta) el auto toca el guarda-rail y vuelo. Ahí me entero lo de la droga. Un policía me dice 'te estamos cuidando porque te van a matar, (porque) eso no llegó a destino'", explicó, no obstante sostuvo después, "yo de la droga nunca tuve noción ni contacto con nada".

Luego de la declaración de Zeni, que causó honda sorpresa en la fiscalía y en todos los presentes, dos amigos suyos corroboraron en gran medida sus dichos y llegó el turno de los alegatos. (Ver aparte).