ROSARIO (Télam).- Una mujer de 23 años asesinó a su bebé recién nacido y lo ocultó en una mochila, la que días después fue descubierta por la dueña de la casa en que trabajaba, en la localidad santafesina de Carlos Pellegrini, por lo que fue detenida e incomunicada, informaron ayer fuentes policiales.

La joven, identificada como Lelia T, oriunda de Santiago del Estero, era empleada doméstica en la vivienda de Angela Panigatti, de 83 años, a quien cuidaba por padecer el mal de Alzheimer.

Según la investigación policial, la joven tuvo al bebé en esa casa, lo asesinó a golpes y lo ocultó en una mochila que escondió en un estante, hasta que el domingo pasado fue descubierta por Panigatti debido al olor nauseabundo que generaba.

El comisario Elder Marcelo Centurión, de la Unidad XVIII del departamento San Martín, dijo a Télam que la presunta asesina fue detenida y quedó incomunicada a disposición del juez Eladio García.

"La chica cuidaba a Angela Panigatti, que padece el mal de Alzheimer, por lo que era frecuente que entre las 23 y las 7 permaneciera en el domicilio de la enferma, ubicado en Roca al 500", dijo el policía.

La mujer, ayudada por una sobrina, descubrió que el olor provenía de una mochila que estaba sobre un estante de madera y que de ella caían gotas de sangre.

La sobrina llevó la mochila a un patio de la casa, donde la abrió y halló el cadáver en descomposición en su interior, tras lo cual dio inmediato aviso a la comisaría 5 de esa población de unos 5.000 habitantes del departamento San Martín, a 170 kilómetros al noroeste de Rosario.

El médico policial que examinó el cuerpo del bebé determinó que la muerte databa de entre ocho y 12 días, y que la cabeza presentaba un severo traumatismo.

La policía se movilizó a la vivienda de Lelia T., quien al ser detenida negó su responsabilidad en el crimen, pero luego de un interrogatorio admitió que había dado a luz en el baño de Panigatti. La joven está imputada de homicidio en primer grado, agravado por el vínculo, precisaron las fuentes, que agregaron que la investigación apunta también a su pareja, un hombre de 31 años.

Este hombre, se indicó, era el único que sabía del embarazo, ya que la joven lo ocultaba en público, aunque se presume que le ocultó el crimen con el argumento de haber perdido del embarazo al ser sometida a un aborto quirúrgico en un hospital, por razones de salud.

Este caso guarda semejanza con el de Romina Tejerina, una joven jujeña que en febrero de 2003, a los 17 años, asesinó a su beba recién nacida de una veintena de puñaladas, después de haber mantenido oculto el embarazo a su familia.

Tejerina tuvo a su hija en la letrina de la casa en que vivía y la colocó en una caja de cartón, tras lo cual la apuñaló repetidas veces, pero la muerte sobrevino dos días después, en un hospital de San Salvador, a causa de una hemorragia masiva cerebral por heridas punzo penetrantes.