Quería hacer una reflexión sobre el contenido de su nota publicada el 14 del corriente en la sección Opinión del diario de Bariloche.
En principio, quisiera decirle que el tema aeronáutico está harto hablado; sólo hace falta tomar de una vez por todas la decisión "política" de subsidiar y promover la aviación comercial en la Patagonia e incluso, si no hubiera interesados, crear una línea aérea.
Los pueblos crecen conforme aumente su comunicación, sea terrestre, aérea o fluvial; todas conllevan desarrollo. Hace 30 años Aerolíneas Argentinas era estatal y el cumplimiento y continuidad efectiva de los vuelos a Bariloche, aun en bajas temporadas, posibilitó que se sumaran otras compañías que hoy semanalmente traen miles de turistas. Es cierto que el Estado perdió dinero cuando volaba a pérdida, pero hoy ese mismo Estado recibe el abanico de impuestos que sustentan la actividad.
Habitualmente viajo a Viedma y me pregunto cómo puede ser que en la comarca no se haya desarrollado un polo turístico teniendo tanto para ofrecer: historia, playas, turismo rural. No existen a la venta circuitos turísticos en los operadores del rubro; su capacidad hotelera es exigua y se utiliza a los fines institucionales de la provincia. Y lo peor: que a la capital provincial sólo va un avión dos veces por semana.
Viedma podría tener en poco tiempo una actividad turística similar a la de Bariloche; ésta, unida a su economía rural, la convertirían en una potencia económica en la región, sólo hace falta que apliquen políticas de promoción. Hoy nadie pondrá un hotel cinco estrellas en un lugar al que sólo va un avión dos veces por semana, nadie hará circuitos turísticos si no vienen turistas y nadie pondrá una línea aérea si no hay hoteles donde alojarlos. Es la virtual pregunta del huevo o la gallina.
Apoyar políticamente un proyecto no sirve. "Apoyar" significa que, si no hay compañías aéreas, hay que traerlas, con subsidios, con promoción, con compra de pasajes, etcétera; si no hay hoteles, se debe propender al asentamiento de grandes cadenas con exenciones a largo plazo y, si no hay un servicio de excursión en el río, hay que buscar un concesionario que explote un catamarán.
El puntapié inicial de ese desarrollo sólo puede darlo el Estado, ya que logrado el propósito es el que regula la actividad. A través de esa herramienta engrosarán las arcas del Estado no sólo la inversión de subsidiar sino un ingreso constante y en crecimiento a través del tiempo.
Las empresas regionales LADE, TAN, Kaiken y Sapse no vuelan por Río Negro desde hace diez años; al menos hoy se han dado cuenta de su necesidad, aunque evidentemente hemos involucionado ya que tenemos menos alternativas de transporte que hace una década.
Por eso, señor vicegobernador, espero que la próxima reunión finalmente dé frutos. Es hora de terminar tanta zanata de reuniones y de hacer lo que hay que hacer.
¡Qué desfachatez la de Jorge Sobisch! Ahora argumenta que le faltó tiempo e inteligencia.
Inteligencia puede ser, al no saber o no poder retirarse a tiempo y de esta manera beneficiar al menos a todos los neuquinos.
Tiempo es lo que le sobró, precisamente: comenzó antes que ningún otro candidato; ya van a ser más de tres años y su ausencia la sufrió la provincia en su conjunto.
Lo que realmente no le faltó durante todos estos años fueron recursos para su ilusoria proyección nacional. Haciendo un cálculo simple y sencillo, una campaña nacional de esas características no se hace con menos de dos millones de pesos por mes, aplicándolos durante un par de años, a lo que habría que adicionarle otros tantos gastos inútiles que a Sobisch se le antojaron y que pagamos los neuquinos llámese aporte de 300.000 pesos a Meolans o la fortuna que le dimos a Ideas del Sur-Marcelo Tinelli en Villa La Angostura cuando nuestro precandidato buscaba su supuesta proyección nacional.
Por suerte el domingo terminó esta aventura, en la que por diferentes circunstancias estuvimos embarcados todos los neuquinos.
Da mucha pena pensar que ese tiempo y ese dinero de todos nosotros no me imagino a ningún empresario lógico apostando a quien nunca tuvo proyección en las encuestas bien se podría haber aplicado a mejores pupitres y baños, más becas en las escuelas, etcétera, etcétera.
Hablando de becas: ¿cuántas podríamos haber dado a chicos de escasos recursos con lo que costó cada voto de Sobisch?
¿Quién está verdaderamente preparado para despedir a una madre para siempre? Creemos que nadie, pero el difícil momento de decir adiós llegó y fue necesario refugiarse más que nunca en los afectos. Éstos estuvieron ahí, presentes en familiares y amigos que valoramos en gran medida.
Ahora que nos sentimos más tranquilos, queremos agradecer profundamente a la Clínica Roca por las atenciones y cuidados brindados a nuestra madre, Flor Arias, durante sus reiteradas internaciones hasta que llegó el momento de su deceso. Siempre recordaremos y valoraremos la profesionalidad y humanidad que demostraron. En especial agradecemos al personal de Enfermería, Recepción y Hematología, a los médicos de guardia y Terapia y al doctor Pablo Romera.
A los doctores, enfermeros y personal de Traumatología del hospital regional Castro Rendón de Neuquén.
Quiero expresar mi profundo reconocimiento y agradecimiento por las atenciones recibidas antes y después de mi internación y durante mis operaciones, cuando quedó de manifiesto la vocación de servicio de dicho equipo: los doctores Soto, Coisón, Illanes, Rubí, Entrena, Escobar y Santini y los enfermeros Miriam, "Pancho", Gloria, Celeste, Viviana, Anahí, Hugo, Carlos, Jorge y Ángel. Gracias a todos por la calidad humana, el cariño y la paciencia brindados.
Adhiero al reclamo de una pronta solución a los problemas que aquejan a dicha institución.
"Faltan 2,6 millones de viviendas en el país" ("Río Negro", 3/10/07). "¿Por qué faltan 20.000 viviendas en Neuquén?" ("Río Negro" del 20/10/07)
En nuestra ciudad, la toma de los hijos de las 250, Chacra Monte y Huergo, también con su reclamo de promesas incumplidas... ¿cuántas viviendas faltan en Río Negro?
Voy a citar algunos párrafos de una nota que me pareció muy importante, más aún por el peso político que tiene.
"El gobierno provincial desatendió los reclamos". "Acá hubo un Katrina político que derivó en tanta demanda de vivienda insatisfecha". "Fue porque el gobierno (provincial) destruyó el Instituto Provincial de la Vivienda y Urbanismo e inventó la Agencia de Desarrollo Urbano Sustentable para terminar distribuyendo la plata entre los amigos" (Sr. Farizano, intendente electo de Neuquén).
Realmente, me asusta sólo pensar que en Río Negro pueda pasar lo mismo.
También he podido leer con respecto al Plan Inquilino, que según la nota no ha dado el resultado esperado. Para acceder a un préstamo de ese tipo se debe tener un antecedente bancario (tarjeta de crédito a nivel nacional) y un recibo de alquiler legal. Yo me pregunto: quienes no alquilamos por medio de una inmobiliaria y por nuestro pago mensual obtenemos como recibo simplemente un papel, ¿cómo hacemos? Si los lectores recuerdan, en mi última carta solicité al IPPV la publicación de la nómina de quienes no pagan las viviendas. Pues aún no he tenido respuesta.
Pero ¡oh sorpresa!: un diario de Roca publicó el 25 de este mes un aviso con recuadro que dice: "Sr. vecino de General Roca: si Ud. adeuda multas de tránsito tiene tiempo hasta el 10 de noviembre para regularizar su situación. De lo contrario su nombre saldrá publicado junto a los demás deudores. Se iniciarán juicios y embargos".
¿Por qué el IPPV no lo puede hacer con quienes no pagan la vivienda? ¿Será que no quieren? ¿Cuál será el motivo? Señores, dejémonos de jugar a las escondidas y de alinearnos detrás de los que ganan las elecciones olvidando nuestras raíces y principios. Recuerden que las elecciones se ganan por lo hecho, no por lo prometido; así pasó en Roca en los comicios pasados: la ciudad agradeció con el voto a quien fue capaz de taparles la boca con hechos a quienes sólo se dedicaron a criticar.
Quizá en poco tiempo más para conseguir algo (como una vivienda) no sea necesario ser amigo de quien esté hilando en la política provincial.
Vuelvo a Neuquén después de 20 años, por la misma razón por la que me fui. Vengo a buscar a mi hijo, como alguna vez mi papá vino a buscarme a mí.
Tengo una gran carga de recuerdos malos, muy malos: la violencia sufrida, la desolación de estar sin mi familia, sola. La misma desolación que debe haber sentido mi hijo cuando vos, después de no haberlo visto en toda su vida, lo trajiste a tu casa en esta ciudad y, ante los reclamos, ante las preguntas de tantos años, lo único que hiciste fue echarlo.
Mi hijo vino en busca de un padre, que tal vez imaginó compinche, amigo, compañero... esa imagen que se debe haber formado en su cabecita a lo largo de los años. Sin embargo, lo llenaste de soledad, de violencia. Vuelvo a buscar a mi hijo para rescatarlo de tus manos violentas, las mismas con que me golpeabas a mí. Recuerdo cuando me tratabas como basura, recuerdo que no sabía por qué estabas tan enojado, qué hacía mal para que me golpearas... tanto desprecio, tanta soledad, tanto miedo.
Después de 20 años la historia se repite, porque personas como vos no cambian. Ahora vuelvo para cerrar un ciclo definitivamente, porque mis hijos tienen una mamá que los ama y que los irá a buscar a donde sea para acariciarles el corazón cuando sea necesario.
¿Y sabés qué? Ya no te tengo miedo. Por eso te escribo, para que sepan, vos y tu familia, que ya no quiero que se acerquen más a mis hijos.
Quiero agradecer a todos los compañeros y jefes de mi hijo por darle una oportunidad, por cuidarlo, por apreciarlo, por creer en él... porque se lo merece. Y a los amigos que hizo en esta ciudad, por llenarle el corazón con tanto afecto.
También quiero hacer un agradecimiento tardío al equipo de psicóloga, abogada y asistente social que en 1988 me ayudó a escapar del infierno que es vivir con un violento, y a Mara, quien integraba ese equipo.
Esta carta pretende ser un testimonio para todas aquellas mujeres que de una u otra manera viven situaciones de violencia física o psicológica, que viven con miedo, que se sienten muy poca cosa y con mucha vergüenza por lo que les pasa. A ellas, permítanme decirles que se puede salir.
