Lunes 29 de Octubre de 2007 Edicion impresa pag. 06 > Nacionales
ANALISIS: Volando sobre los perdedores

Volando sobre el espacio de los perdedores, al cierre de esta primera edición del "Río Negro", las urnas de ayer alientan las reflexiones que siguen. Veamos:

" "Las identidades partidarias no mueren fácilmente", sostiene el director de Poliarquía, Sergio Berenstein. Pero si se disuelven en distintas direcciones, cabría acotar. Para muestra vale la UCR. La vieja hueste de Alem fue la más derrotada, a pesar de no llevar candidato propio a presidente y de llegar fuertemente fragmentada a las urnas. Sin embargo, a modo de contrapartida, nutrió de votos y dirigentes a Cristina Kirchner, Roberto Lavagna y Elisa Carrió. Para ninguno de los tres esa nutriente fue definidamente decisiva. Pero no se puede pasar por alto que dos de los planos más votados a escala de lucha por la presidencia y la gobernación bonaerense vienen de esa fuerza: Carrió y Margarita Stolbizer. En distintos tiempos, se distanciaron del radicalismo más por diferencias con las conducciones nacionales del partido que por rechazo a idearios. Extraña paradoja: la UCR se disuelve desde hace casi dos décadas. En las presidenciales del '95, ese disolverse vigorizó al Frepaso, que con Bordón fue segundo en urnas que consagraron la reelección de Carlos Menem. Pero aun perdiéndose en el firmamento de la política, formó dirigentes que generan expectativas y son votados en distritos complejos y cruciales: Carrió y Stolbizer.

" El resultado de las urnas de ayer sitúa en el terreno de lo patéticamente magro lo logrado por el neuquino Jorge Sobisch. No llegó al 2% de los votos. Logro patéticamente magro si se computa la larga marcha que recorrió con fe de carbonero Jorge Sobisch para ser candidato. Invirtió tres años y medio de su tiempo para ir por la nada y obtener la nada. Nunca en la historia argentina más contemporánea, un político caminó tanto sabiendo que no hacía camino. Y si a esto se le suma la magnitud de recursos que canalizó en esa marcha, lo logrado ayer es doblemente patéticamente magro. ¿Desde qué imaginario se autoalentó Jorge Sobisch para abrir un frente de lucha política en el que nunca fue nada? Sólo él lo sabe.

" Y está el caso de Ricardo López Murphy. Fue a las urnas sabiendo que jamás repetiría la performance del 2003: tres millones de votos. Pero el cambio de escenario no lo rindió. En plena campaña lo laceró la traición que recibió de Mauricio Macri, su socio. El porteño lo ninguneó ya con la indiferencia, ya con no pegar ni siquiera un afiche dándole respaldo. Hace una semana López Murphy ya sabía que ni siquiera lograría la banca de diputado nacional. Lo sepultaron a votos. Quizá lo suyo no sea más la política electoral sino la lucha política en el campo de las ideas.

En fin, Argentina votó.

Cada uno fue con lo suyo y adonde quiso. No es poco cuando se mira nuestro pasado.

CARLOS TORRENGO

carlostorrengo@hotmail.com

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