" Sirvientes negros en el Chubut. El dato es poco conocido. Varias familias negras africanas sujetas en servidumbre arribaron con sus patrones, colonos bóers, desde Sudáfrica para establecerse en la Colonia Escalante de Chubut en 1903, tras la impiadosa -y ya concluida- guerra anglo-bóer. En la foto de Caras y Caretas que ilustra esta columna aparecen sentados, a la izquierda, una pareja negra y su hijo. Comparten la foto con sus patrones bóers y otros colonos que posaron delante de la fachada del patagónico Hotel Bóer, también tienda y ferretería de la firma Bertinat y Fernández de Comodoro Rivadavia. Estos africanos de color alcanzaron las condiciones de igualdad constitucional apenas pisaron territorio argentino.
" El primer médico en Comodoro. Las asambleas y gestiones que en el invierno de 1904 emprendieron los pocos pobladores de Comodoro Rivadavia -incluso por medio de tres comisionados enviados a Bs. As.- para financiar el asentamiento de un médico, se resolvió pocos meses después. Según La Prensa del 13 de noviembre inmediato, pocas semanas antes había arribado el doctor Carlos Canavesio. Pero la buena nueva arrancó con dificultades porque las cuotas mensuales a que se comprometieron los pocos vecinos para los honorarios, apenas sumaban 200 pesos. Para subsanar la falencia se requirió un aporte al gobernador del territorio chubutense, el catamarqueño Julio B. Lezama.
" Beovidez, confirmado por Roca. Para fines de setiembre de 1904 llegó a Bariloche la noticia de la orden presidencial de Julio A. Roca por la cual "el señor Eduardo Beovidez fue reelecto por tercera vez juez de paz", según divulgaron los diarios porteños. Para ese comienzo de la primavera cordillerana, el panorama de la pequeña población era la siguiente. Faltaban policías en proporción a la abundancia de delitos y tropelías de bandidos. Precisamente el 19 de setiembre de 1904 el comisario de Bariloche José Alanís comisionó al auxiliar García -en realidad a pedido del juez letrado del territorio Ruiz Guiñazú- para que saliera "a batir a los bandoleros", para lo cual debía recorrer unas 300 leguas del departamento. La escasez de vigilancia o autoridad armada era tan evidente que algunos corresponsales denunciaron -tras la salida de la patrulla policial- que "los acusados como circuladotes de moneda falsa son custodiados por un solo guardián por falta de personal". También reclamaron en sus telegramas que "el Ministerio de Guerra mande a ésta alguna fuerza. Actualmente hay aquí sólo tres soldados".
" Las policías volantes, antes de las fronterizas. En vísperas de la Navidad de 1904 en el Ministerio del Interior se daba el último retoque -en manos del subsecretario Dr. Morón- a una leve reforma de las policías territoriales que fue motivo de comentarios políticos y editoriales en los medios (gráficos, porque no sólo faltaba casi medio siglo para la llegada de la TV, sino que tampoco existía la radiotelefonía). La reforma y organización proponía circunscripciones fijas y además de esos destacamentos, establecer partidas "volantes" que irían en auxilio y cooperación en los casos requeridos.
" ¿Colonia patagónica finlandesa? Contemporáneamente a la reforma policial a aplicarse en los territorios nacionales, también en Navidad llegó a Puerto Santa Cruz una comisión finlandesa encabezada por el capitán Hogberg y un ingeniero agrónomo de Suecia que fue contratado especialmente. Los diarios señalaron que "visitarían tierras fiscales colindantes con el mar o los lagos con el fin de formar colonias finlandesas ya que se proponen traer varias familias". El capitán ya conocía la zona y creía que el asentamiento era un hecho.
" El bandido Brunel llega a Gallegos. También para las vísperas de la Navidad de 1904, fondeaba en el difícil puerto de Río Gallegos el vapor 1º de Mayo, como siempre, con pasajeros y carga. Lo distinto de este arribo fue que entre el pasaje desembarcado llegó, remitido por las autoridades judiciales de Chubut, el temible bandido Asensio Brunel, acusado de horrendos crímenes. Junto con él también desembarcó su compinche Domingo Santos.
FRANCISCO N. JUÁREZ
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