NEUQUÉN (AN).- Los 365.097 neuquinos habilitados para votar deben elegir hoy un nuevo presidente, los tres senadores, dos diputados nacionales, el intendente de esta capital, sin duda el plato fuerte de la jornada, y nueve concejales, la mitad del cuerpo parlamentario municipal.
Dos fórmulas presidenciales, la kirchnerista de Cristina Fernández-Julio Cobos y la del PTS-MAS de José Montes-Héctor Heberling, otros tres candidatos a presidente, Elisa Carrió (Coalición Cívica), Pino Solanas (Proyecto Sur) y Néstor Pitrola (Partido Obrero) y dos a vice, Gerardo Morales (Una Nación Avanzada-UNA) y Rubén Giustiniani (Coalición Cívica) llegaron la provincia en sus campañas, pero en sus fugaces visitas no lograron opacar a los candidatos locales, particularmente al oficialista Martín Farizano y al emepenista José Brillo, que libran la batalla por la intendencia.
Ni con la presencia de Jorge Sobisch, el primer representante neuquino en una elección presidencial, el comicio nacional logró despertar mayor interés que el capitalino.
El bajo perfil de Sobisch es entendible: muy rezagado en las encuestas, que ni siquiera le dan la posibilidad de una figuración decorosa y con el fantasma del crimen del docente Carlos Fuentealba sobre sus espaldas, prácticamente no hizo campaña presencial en la provincia.
Pero no sólo debió afrontar ese problema: el MPN lo abandonó sin disimulo -recibió hasta el cachetazo de que los Sapag fueran a aplaudir a Cristina de Kirchner- y salvo el formalismo de un apoyo forzado y por lo tanto inexpresivo y un puñado de militantes que distribuyeron folletos y pegaron carteles con su imagen, su candidatura no se destacó en la provincia como podía suponerse.
La dupla Sobisch-Asís -el segundo ni pasó por Neuquén y si lo hizo nadie lo vio- ni siquiera tuvo respaldo para realizar un acto de los que siempre se ha ufanado de montar el gobernador.
La elección de representantes al Congreso nunca ha generado mucho interés en los ciudadanos, no sólo de esta provincia, y esta categoría se vio absorbida por las otras en la campaña.
Así fue que la elección local ganó el protagonismo en la campaña, particularmente con el fuerte impulso que el dieron el candidato oficialista, el radical Farizano, y sin duda su gran rival, el emepenista José Brillo.
Los dos candidatos se consolidaron como opción desde el momento en que el primero sumó siete partidos detrás de su figura y segundo cinco. Entre ambos se adueñaron del escenario proselitista.
Farizano tuvo el mérito de poner detrás de su candidatura a un grupo de fuerzas del arco opositor que le dio sustento a su propuesta.
Entre esas adhesiones cuenta al oficialismo del Partido Justicialista, comandado por el kirchnersimo, de Alternativa, encabezada por el diputado de Lubers del Sur Jesús Escobar y de Unión de los Neuquinos, que lidera Mariano Mansilla, y constituye otra de las patas fuertes de la coalición.
Brillo capitaliza una campaña de más de un año, porque la inició en la interna del MPN y la continuó en la provincial del 3 de junio. Contó el apoyo de su partido y montó una gran estructura para el gran desafío que tiene su partido: recuperar el gobierno de la ciudad, después de dos elecciones perdidas.
Estos dos candidatos proyectarán su incidencia en la elección de nueve concejales, para renovar la mitad de Deliberante, porque van en las boletas de 12 de los 20 partidos que compiten.
