BUENOS AIRES (DyN) - Los dos hombres detenidos por el triple crimen de los policías de La Plata fueron dejados hoy en libertad por orden del juez de Garantías César Melazo, quien decidió que las pruebas no eran suficientes para mantenerlos imputados en el caso, informaron fuentes judiciales.
Aunque hasta esta noche permanecían en la alcaidía de los tribunales de La Plata, la decisión sobre el futuro de estos aprehendidos fue resuelta esta tarde por el juez. Así, se espera que en las próximas horas queden en libertad Leandro Fabián Colucci, ex pareja de una joven que habría frecuentado el suboficial Alejandro Vatalaro, y Gustavo Gabriel Mastrovito, sindicado como miembro de la barrabrava de Estudiantes de La Plata.
Las fiscales Leyla Aguilar y Cristina Larroca habían entendido que las pruebas reunidas en su contra en los allanamientos dispuestos el viernes pasado habían sido determinantes para considerarlos vinculados con el triple homicidio. Sin embargo, fuentes del juzgado dijeron que Melazo entendió que "no había pruebas suficientes" para mantenerlos presos y que podían seguir siendo investigados, pero mientras sus libertades no se vieran afectadas.
Los propios familiares de las víctimas habían hecho saber sus dudas sobre la posibilidad de que los detenidos fueran los ejecutores de la masacre.
Según trascendió, los investigadores policiales se mostraron molestos con esta resolución del juez. Melazo generó la reacción del gobierno bonaerense con varias de sus resoluciones dictadas tiempo atrás, al anular allanamientos en desarmaderos y dictar el sobreseimiento por presunto enriquecimiento ilícito del ex jefe policial Alberto Sobrado.
El crimen de los policías ocurrió en la madrugada del viernes 19 de octubre pasado en el predio central de comunicaciones del Ministerio de Seguridad: allí fueron asesinados con extrema brutalidad el sargento Pedro Díaz y los suboficiales Alejandro Vatalaro y Ricardo Torres Barbosa. Vatalaro recibió 33 puñaladas y dos tiros (uno en el pecho y otro, de gracia, en la nuca); Torres Barbosa tenía siete u ocho puñaladas y dos tiros (uno en un pómulo y arriba de la nuca), y a Díaz, que logró escapar y supuestamente disparó contra los agresores, le aplicaron 14 puñaladas y tres tiros.
El caso sacudió a la opinión publica pero sobre todo a los políticos a una semana de las elecciones presidenciales. El propio presidente Néstor Kirchner salió a hablar de un ataque a la política de derechos humanos que buscaría perturbar el clima electoral.
El gobierno bonaerense ofreció el miércoles una recompensa de hasta 300 mil pesos para quien aportara datos ciertos para el esclarecimiento del caso, y el viernes último se ordenó una serie de allanamientos donde se encontraron pruebas que, para los investigadores, eran claves.
Según trascendió, ropas manchadas con sangre y unas zapatillas similares a las que dejaron huellas en la escena del crimen fueron incautadas junto a una gorra de policía, una agenda, cuatro cuchillos y proyectiles de calibre 9 milímetros y de escopeta calibre 12 milímetros.
También se secuestró un auto Corsa similar al que se habría usado para llegar a la escena del crimen y que, según versiones, presentaba rastros de sangre. Esos indicios derivaron en el pedido de la Fiscalía para aprehender a los dos principales sospechosos, hasta ese momento, Colucci y Mastrovito.
Colucci, empleado del Ministerio de Desarrollo Humano bonaerense, fue sindicado entonces como presunto autor intelectual de la masacre, a raíz de que su ex novia, una joven policía, habría iniciado una relación con Vatalaro.
Una de las pruebas que apuntaban sobre Colucci habría sido un mensaje enviado a su ex novia por su celular. Mastrovito, en tanto, fue señalado como presunto integrante de la barrabrava de Estudiantes que fue arrestado con una herida de bala en una mano; aunque aseguró que había sido herido en una gresca callejera, los investigadores estaban convencidos que habría sido herido en el tiroteo con el sargento Díaz.
En la investigación también había otros barras sospechados, uno de ellos un ex policía exonerado.