CIPOLLETTI (AC).- La acusación se mantuvo. El fiscal Ricardo Maggi consideró que Carlos Anzaldo debe cumplir una pena de diez años de prisión más una cantidad similar de inhabilitación para ejercer la profesión; mientras que la querella fue más dura aún. Las abogadas de la víctima solicitaron 20 años de cárcel y 10 de prohibición especial para trabajar como docente y médico. La pena máxima.
No sólo eso. Rina Barbieri y Romina Sckmunck requirieron que se le revoque la excarcelación al ginecólogo porque consideraron que el peligro de fuga "es bastante mayor" si le recae una condena. Plantearon que si el Tribunal no les hace lugar a esta solicitud, que se le retenga toda la documentación al imputado, incluyendo DNI y pasaporte.
Maggi no requirió el reencarcelamiento pero avaló de alguna manera a la querella pidiendo que se eleve la fianza a 150.000 pesos.
La defensa se tomó luego casi el mismo tiempo que tuvo la acusación en conjunto (además de Barbieri, Sckmunck y Maggi habló también la asesora de menores Alicia Merino) para argumentar por qué el ginecólogo debe ser absuelto.
La sentencia se leerá el 2 de noviembre a las 19.
La audiencia de alegatos duró más de siete horas. Comenzó minutos después de las 15, con una fuerte custodia policial debido a los incidentes que ocurrieron la semana pasada. Aunque en esta ocasión, sólo hubo algunos gritos y cánticos fuera del edificio.
Muchos manifestantes se retiraron a las 19 para participar de la marcha por Otoño Uriarte y ante la gran demora, otros se fueron de a poco. Cuando concluyó la jornada, prácticamente sólo quedaban los uniformados cerca de las vallas.
El pedido del fiscal se sabía que iba a ser inferior al de la querella. Maggi valoraba que el imputado no tenía antecedentes. Solicitó 10 años de prisión y la inhabilitación por un tiempo similar. Las abogadas de la víctima mantuvieron la calificación legal por la que llegó a juicio: abuso sexual con acceso carnal agravado (por su condición de médico y educador) en la modalidad de delito continuado. Y le sumaron otro agravante: "el grave daño en la salud psíquica de la víctima".
"Este daño extendió las características normales que tiene este tipo de delitos. No era sólo el daño psíquico de la violación sino que J. (la menor denunciante) hizo referencia, y esto quedó probado durante el debate, que ella temía por su vida porque creyó que se iba a morir", expresó Barbieri.
Dijo que Anzaldo le había dicho que le había introducido un supuesto óvulo abortivo y que se podía morir si no desprendía el resto del feto que le quedaba.
Quejas de los querellantes
La querellante comentó que la defensa siguió con la estrategia de "desacreditar" los dichos de la víctima y se quejó porque Gustavo Palmieri, uno de los abogados de Anzaldo, utilizó un tiempo "bastante extenso" para advertir cuestiones personales tanto a ella como a Sckmunck. Les reprocharon no haber evitado los huevazos el martes pasado.
Barbieri se mostró más que conforme con los alegatos de la parte acusadora, porque según dijo, "el principal fundamento es la veracidad rotunda del relato de J. Esto fue sustentado también por el perito oficial, a quien la defensa se esmeró muchísimo en desacreditar desde el punto de vista profesional", agregó.
La querella pidió además, que se investigue el presunto falso testimonio cometido por una testigo.
Anzaldo aprovechó los últimos minutos antes de que se cerrara el debate para volver a expresar cómo cambió su vida a raíz de esta denuncia, realizada en 2006 por una ex estudiante y paciente suya.