Más de 500 personas en un espacio reducido. Calor del mediodía, aumentado por las parrillas donde se asaban 350 kilos de carne y decenas de chorizos. Y encima, él con ganas de hablar. Demasiado para Carlos Soria, que el fin de semana se llevó un susto cuando terminó su discurso de 40 minutos en la escuela 86 de Romagnoli, porque se descompuso y debió ser revisado por médicos que lo acompañaban.

Al cabo de unos minutos tenía diagnóstico tranquilizador: una baja de presión había sido el desencadenante de su palidez. "Así que me tomé un vino y seguimos", completó ayer el intendente de Roca, quien protagonizó el sábado el almuerzo para celebrar la reelección con todas las personas que trabajaron en la campaña y el día de comicios.

Soria aseguró que, además de las condiciones del tiempo y del lugar, se sumó la emoción por comprobar cuántos vecinos que no militan en ninguno de los partidos que integran el Frente para la Victoria apostaron por el proyecto para que siga cuatro años más en la comuna.

De todas maneras, su discurso contó con más de un mensaje para aquellos que están afiliados y sobre todo para los que forman parte de la dirigencia del Partido Justicialista.

"El peronismo solo no gana ninguna elección en Río Negro", sostuvo el intendente, doblando la apuesta por la continuidad de la alianza con el Frente Grande, el partido Sur de Bariloche y otras fuerzas.

Además machacó afirmando que "ninguna sigla sirve para nada sin el contenido atrás y eso es algo que también le pasa a los partidos vecinales", que "triunfan cuando sus candidatos son buenos tipos".

Soria compartió el escenario con el senador Miguel Pichetto, apoyando su proyecto de reelección que se pondrá en juego este domingo.

(Redacción Central)