Todos los países "en serio" tienen su Constitución. La Argentina sancionó la suya, que fue la primera ley de la República en 1853.
En el artículo 14 dice: "Todos los habitantes de la nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamentan su ejercicio, a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita, de navegar y comerciar, de peticionar a las autoridades, de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino, de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa, de usar y disponer de su propiedad, de asociarse con fines útiles, de profesar libremente su culto, de enseñar y aprender".
Lo que tuvimos que ver nuevamente el 9/10 en la Ruta 234, cerca de Junín de los Andes, era realmente lamentable. Un grupo de hombres con cubiertas incendiadas y a los dos lados de la misma, largas filas de autos, camiones y colectivos y eso durante seis horas. Se encontraban señoras con niños, ancianos, gente que íbamos trabajando para ganarnos el pan de todos los días, quienes con los impuestos debemos financiar el triste espectáculo.
Estaban en pleno campo, sin baño, agua ni alimento, sin posibilidad de transitar por un camino alterno. ¿Toda esa gente no tiene derechos humanos? La Constitución les garantiza el libre tránsito y el que lo impide está en infracción. Los representantes de la fuerza pública, cuya tarea y responsabilidad son la de asegurar el libre tránsito, se limitan a hacer acto de presencia, porque el Estado no les da el respaldo que corresponde. El fiscal, que debería intervenir para establecer el orden, ¡estaba esquiando!
Señores gobernantes: el pueblo los votó en la confianza que iban a cumplir con sus promesas: un país en serio. Las rutas y caminos son como las venas en un organismo vivo. Cuando la sangre fluye libremente, alimentando hasta la última célula, el cuerpo es sano y fuerte. Cuando un infarto o una trombosis taponan la vena, viene el colapso.
Vivimos en democracia. El mismo artículo 14 de la Constitución les garantiza a los ciudadanos plena libertad. Siempre que se produce algún conflicto, debe solucionarse analizando, dialogando, negociándolo con quien corresponda. En el caso de los desocupados de la UOCRA de Junín, deben negociar su inquietud con la empresa. Pero desde ningún punto de vista tienen el derecho de molestar, complicar, impedir las libertades de los otros ciudadanos. Su libertad termina donde empieza la libertad del otro. Sólo el mutuo respeto puede garantizar un convivir próspero. La gente atrapada en los piquetes no tiene absolutamente nada que ver, tampoco posibilidades de solucionar los problemas que afrontan maestros, obreros, desocupados. No se debe permitir que castiguen a los demás.
Veo con profunda preocupación cómo se introdujo en el país la costumbre de los piquetes. Siguen jodiendo y jodiendo hasta que algún día se produce lo inevitable: una muerte sin sentido, pero sin vuelta ni remedio. Quedan una viuda y huérfanos, y otra familia desecha del "culpable". ¿Valía la pena?
La Argentina tiene una excelente legislación, respetarla es el único camino que llevaría a la nación al destino de un "país en serio".
Patria potestad: "La responsabilidad de los padres"
Esta institución está sometida a hechos o actos jurídicos con intervención de magistrados. Los padres son responsables de crear las condiciones favorables para alcanzar la plenitud en el campo físico, espiritual, intelectual, afectivo y moral, o sea en la formación integral de sus hijos. Los padres son garantes de los intereses de sus hijos frente al Estado. Esta normativa debería contemplar los actos de acción pública o privada cometidos por los menores, haciéndose responsables penal y civilmente ante la sociedad.
Los padres que esgrimen a sus hijos como elementos para obtener ganancias en forma deshonesta deberían ser castigados rigurosamente con todo el peso de la ley. Y en el caso de menores con arresto domiciliario y custodia a cargo del padre o madre, ésta debería ser asistida y controlada por el Estado.
El artículo 265 reza que los padres tienen la obligación y el derecho de criar, alimentar y educarlos, respondiendo con sus bienes. Deberían hacerlo ante los ilícitos de acción pública o privada cometidos por sus hijos.
La inseguridad que vivimos los ciudadanos permanentemente, por hechos producidos por una franja de la sociedad que vive al margen de la ley, responde a actos en su gran mayoría realizados por menores que han sido abandonados por sus padres o no son controlados por éstos. En otros casos son utilizados por sus progenitores para ejecutar estas acciones en beneficio propio y de esta forma obtener pingües ganancias.
Los derechos humanos deberían contemplar y apoyar a las personas que han sido objeto de hechos cometidos por menores y repudiar con firmeza a los padres de los mismos, colaborando en forma explícita con la sociedad en su conjunto.
Los jueces que interpretan y aplican la ley, ante hechos reiterados de libertad a los menores en donde la sociedad es perjudicada por esa decisión, deberían pagar con sus bienes el perjuicio ocasionado a la sociedad y al Estado.
La sociedad pide a viva voz que los funcionarios a cargo de crear y aplicar la ley lo hagan pensando en el bienestar general, en los hombres y mujeres que trabajan día a día en forma honesta divisando un país mejor, con oportunidades iguales y leyes que protejan a todos por igual.
El índice de ilícitos cometidos por los menores bajaría notablemente con la aplicación de normas de responsabilidad a los progenitores y a aquellos que administran Justicia con perfil liviano.
Los compañeros de trabajo de la Dra. Carola López en el hospital Zapala queremos manifestar nuestra opinión acerca de la situación de conocimiento público a partir de la nota del "Río Negro" del 2 de octubre.
Los que hemos compartido con Carola reconocemos que es una profesional responsable con sus pacientes, que muestra gran calidad humana tanto hacia los atendidos en el sector privado como en el hospital público, contenedora de sus compañeros de guardia y de las situaciones médicas que se le plantean. También sabemos que es poco frecuente que cometa irregularidades en el desempeño de sus actividades, tanto pública como privada.
No pretendemos justificar lo ocurrido, pero consideramos que éste no fue el modo más apropiado de apercibir a una agente. Ninguno de nosotros merece como primera opción un trato casi delictivo, dando estado público a la sanción, lo cual daña no solamente la imagen sino también la relación médico-paciente.
Por esto es que ofrecemos nuestra solidaridad a nuestra compañera.
Quiero contarles a todos los lectores que hace cuatro años, en la ciudad de Zapala, se efectuó una convocatoria del ADUS, en la que se nos hizo creer a cientos de ciudadanos que podríamos acceder a un crédito a pagar a largo plazo. Fuimos muchos los que nos anotamos, con la ilusión de acceder a esa posibilidad que se nos presentaba de refaccionar nuestra vivienda o de hacerse su casita. Pero desde esa fecha hasta ahora no tenemos respuesta alguna, ni positiva o negativa. Nadie sabe nada en Zapala.
Siempre me molestó la falta de respeto, ética y responsabilidad de algunos señores que dicen tener o acceder a un poder "vanidoso" poco criterioso. Fui hasta el Ente en Neuquén y me contestaron que no hay fondos. Pregunto: ¿esto no lo previeron?, ¿donde está ese dinero que, según Sobisch, tenían para los que más necesitábamos? Cuatro años, señores, de mentiras, de espera, de ilusiones. ¿Hasta cuándo nos van a usar? Zapala tiene la mayor desocupación, pobreza, angustia y falta de viviendas.
¿Quién responde?, ¿quién se hace cargo?, ¿dónde está la plata? Se olvidaron de que hay elecciones. ¡Creen que no pensamos, que no vemos la realidad, que nos toman el tiempo siempre! y se lavan las manos como lo hacen, a su manera. ¡Les agradezco todo eso! Pero con la necesidad de la gente, no se juega, menos ahora... ¡Me perjudicaron!, pero más a ustedes... ¡Que Dios los bendiga por todas sus acciones y mentiras!
Vi un programa que me dejó pensando mucho, donde se habló de un verdadero héroe que nuestro país mató con un tiro en su corazón. Por primera vez sentí culpa y cargo de conciencia por aportar mi granito de arena a que eso sucediera, por ser uno de los 36 millones de personas que habitan este hermoso país y que ayudó a que ese gatillo se jalara. Lo más curioso es que no fui consciente de ello, pero sucedió y dejamos ir a este héroe.
Sólo tengo 21 años, la vida me favorece con mi familia, con mi estudio y con mi razón, la cual me hace escribir y hacerlo saber. Siento que es una forma de pedir perdón y de enmendar en cierta forma mi error y mi inconsciencia.
Sólo intento aportar algo, ayudar, dar mi opinión. Sé que no es mucho pero es algo, al fin. Como aporté en cierta forma a jalar el gatillo que mató a Favaloro, quiero aportar mi granito de arena para revertir la situación del país en el que vivo, al cual amo y al que jamás abandonaría diciendo esto: votemos y, aunque parezca una obviedad decir esto ya que el voto del 28 de octubre es obligatorio, me refiero a tomar tal hecho como la posibilidad de tener el talón de Aquiles de la corrupción en nuestras manos. Averigüemos, preguntemos, discutamos, debatamos, dejemos los ideales de lado, no seamos Pilatos, hagamos frente a este problema, defendamos nuestras convicciones. Pero también seamos abiertos de mente, que los pensamientos de "fulano de tal es bueno, pero no lo conocen" o que "fulano de tal tiene buenos ideales, pero no tiene poder, por eso no lo voto" queden en el olvido. Si nos parece justo, démosle nuestro voto. Si esos pensamientos cambian, fulano de tal llegará a representarnos. Puede ser que nos equivoquemos, pero por lo menos lo intentamos. No nos tomemos el voto sólo como un trámite de 15 minutos. Si tomamos esto como una gran responsabilidad, difícilmente nos equivoquemos.
Que la lealtad y la honestidad ganen la guerra al poder. Luchemos por encontrar otro Favaloro, por encontrar héroes; que los prejuicios queden en el olvido. Recién ahí vamos a tener el talón de Aquiles de la hipocresía y la mentira en nuestras manos. Recién ahí vamos a tener la primera semilla de la democracia, de la verdad y de la sinceridad.
El periodismo estuvo en todas las circunstancias que le ha tocado vivir a la humanidad: Primera Guerra Mundial, Segunda Guerra Mundial, pequeña guerra en Vietnam, pequeña guerra en Afganistán, Bosnia-Herzegovina (Sarajevo), guerra en el Golfo, guerra en Argentina, en general en los siglos XX y XXI, Irangate, Watergate y en todas las circunstancias locales particulares y de interés mundial en general, como vecino y ciudadano de éste, mi amado país.
Cotejo su presencia siempre a la altura de las circunstancias. Lógicamente como humanos no somos una máquina perfecta pregunta que todavía el creador de todas las cosas no me ha respondido. El diario "Río Negro" (no sea ésta una adulación) y los editorialistas siempre han inspirado e inspiran mi actuar en sociedad. Vaya una particular apreciación para algunas agencias y periodistas. La prensa a mi juicio debe ir y creo que este diario va en la búsqueda del santo grial del periodismo: la objetividad y la transparencia y, como efecto, la imparcialidad.
El periodista Seymour del diario "New York Worker" (creo que la traducción es "el ciudadano neoyorquino") es el reportero más temido, sólo superado por Bob Wodward y Carl Bernstein. No creo que lo sea por ser malo o el malo de la película sino porque las opiniones que vierte en ese periódico son consistentes y se aproximan a la verdad.
