NEUQUÉN (AN).- La Justicia dispuso la prisión domiciliaria de Susana Colimán, una joven mapuche procesada por el asesinato de su hijo. Y la Confederación de Organizaciones Mapuches (COM) será responsable y garante de que cumpla con esa medida.
Ruth Zurbriggen, de la colectiva feminista La Revuelta, suministró la información y dijo que "ahora estará más contenida y tendrá tratamiento psicológico continuo, algo que en la cárcel no sucedía".
Susana, de 26 años, pertenece a la comunidad Aucapán. El 9 de noviembre de 2005 la Cámara Penal de Zapala la condenó a 8 años y 6 meses de prisión por la muerte de su bebé recién nacido, pero el 1 de junio pasado el Tribunal Superior de Justicia anuló esa sentencia por "falta de fundamentación" y dispuso que se realizara un nuevo juicio oral.
Zurbriggen relató ayer que hace unos meses le hicieron una pericia psiquiátrica "que dio como resultado que ella tiene incapacidad mental". Luego su abogado, Juan Manuel Salgado, "presentó un escrito muy duro en el cual planteó que al someterla a juicio oral dijeron que era consciente de sus actos, por lo cual si ahora dicen que tiene incapacidad, o la adquirió en la cárcel o todo lo anterior estuvo mal".
Añadió que entonces surgió "la propuesta de las compañeras del Centro de Educación Mapuche de la COM de hacerse responsable de la prisión domiciliaria de Susana, que ahora se concretó".
La joven ya está alojada en una vivienda, tiene permiso para salir de 16 a 21 para asistir a los talleres y al hospital Bouquet Roldán para recibir asistencia psicológica.
"Muchas, y varios, hemos hecho posible de una manera u otra este pequeño logro y nueva situación para Susana", agregó.
Destacó el trabajo de Salgado, "teniendo en cuenta los debates sobre la ética de los abogados y abogadas que se han dado por estos días en la región. Desde un primer momento aceptó defender a Susana sin ningún tipo de exigencias para con nosotras", añadió.
El segundo juicio contra la joven no tiene fecha de realización.
Su caso se dio en un contexto de absoluto desamparo, y así lo reconoció la sentencia que fue anulada: "es claramente comprensible que en la cabeza de una casi adolescente, sola, desamparada, su embarazo se le presente como un problema sin solución, o mejor, con una única solución: la que terminó adoptando", dijeron los jueces.
