SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El fiscal Marcos Burgos ordenó la realización de reconocimientos fotográficos e interrogó a testigos en relación con el intento de robo al banco de Galicia, ocurrido durante el fin de semana pasado, pero pese a que habría sospechosos identificados todavía no hay detenidos ni practicaron allanamientos.
El funcionario es quien conduce la investigación en estas instancias, porque todavía no hay imputados, y el juez que interviene en la causa es Martín Lozada, quien aguarda los avances en la instrucción de la causa para ordenar medidas procesales.
El fiscal Burgos fue informado del intento de robo desde el momento en que los directivos del banco ingresaron a la sucursal, y presenció la apertura de la bóveda para certificar que no faltaba nada de lo allí depositado, porque los ladrones no habían llegado a violentarla.
Ayer le recibió testimonio a los empleados y propietarios de los locales de la galería ubicada sobre la calle Moreno, justo al lado del banco, porque trascendió que alguno de ellos habría observado la presencia de supuestos albañiles trabajando en el local desocupado, desde donde practicaron el túnel.
Las autoridades presumen que el robo al banco habría sido planificado, al igual que los preparativos para dar el asalto final a la bóveda, pero se frustró a la 1.45 del martes, cuando comenzó a sonar la alarma que está conectada con la comisaría Segunda del Centro Cívico.
Varios agentes se presentaron en el banco de inmediato, pero como no advirtieron movimientos en el interior, comunicaron la novedad a los directivos de la entidad, y estos ni siquiera habrían verificado la anomalía que recién descubrieron poco antes de las 9. A esa hora ingresaron y observaron el orificio en el piso, que comunicaba con un túnel de 60 por 70 centímetros y ocho metros de largo, con dos derivaciones, que nacía en el sótano del local desocupado de una galería comercial aledaña.
Segundo intento
El segundo intento de robo a un banco en menos de un mes, desnuda que en su afán de reducir costos los bancos no sólo dejan sin protección a los usuarios de los cajeros automáticos, que en ocasiones son despojados dentro del mismo habitáculo, sino sus propios bienes, vigilados por cámaras de dudosa calidad que casi nunca permiten la identificación de los delincuentes.
Es cuanto menos curioso que los recintos que atesoran gran cantidad de valores y dinero en efectivo, además de los bienes de muchos clientes en las cajas de seguridad, carezcan de un custodio durante el tiempo que permanecen cerrados.