Guitarrista, autor, compositor, intérprete de Pueblo Andino, Santa Fe, Fander mole actúa como solista con canciones propias, pero también se ha juntado con Lucho González, Iván Tarabelli, Juancho Perone, Adrián Abonizio, Rubén Goldín, Lalo De Los Santos y el Negrito Carlos Aguirre. Musicazos de sus pagos. Del '94 al '96, fue Director de Cultura de Rosario. Hoy sigue siendo docente en la Escuela Municipal de Música Juan Bautista Massa.
Para más datos, sus canciones han pasado por las voces de Juan Baglietto, Ana Belén, Mercedes Sosa, Liliana Herrero, Suna Rocha, Silvina Garré, Silvia Iriondo y el dúo Juan Quintero-Luna Monti, por citar sólo algunos. A fin del año pasado, acompañado por el guitarrista Marcelo Stenta, presentó en La Curtiembre de Neuquén su último CD "Pequeños mundos".
Ahora, Jorge regresa con un muestrario de sus dos últimos discos y del nuevo que está armando. "El público va a encontrar un repertorio que en parte tiene raíces folclóricas y en parte, un cimiento más urbano. Marcelo me sigue acompañando", dice el músico que se presentará mañana, en sala II de Casa de la Cultura, de General Roca (con entradas anticipadas en Secretaría de Casa de la Cultura a 20 pesos y 25 pesos en puerta), y el sábado en La Curtiembre, de Neuquén.
"La posibilidad de entusiasmarme con cosas viejas ocurre sólo con las que tienen cierto grado de perdurabilidad porque se lo ganaron. Afortunadamente existen las ideas nuevas para que el lenguaje reverdezca y se digan las cuestiones de otra manera. Y, por otro lado, tengo mucha confianza en que lo que renueva el interés, es el trabajo. Por fortuna, acostumbro a trabajar en forma permanente. Tengo un compañero
guitarrista con el cual ensayo nunca menos de dos o tres veces por semana, haya que tocar o no. Y con el cual voy arreglando textos musicales, siempre para alguna contingencia nueva. De modo que el trabajo en sí es lo que mantiene interesado en lo que va apareciendo y en aquellas cosas viejas que quedaron por sólidas."
¿Lo que has escrito, cantado, compuesto hasta hoy, es un espejo de tu personalidad, de las situaciones vividas, de todo lo que has conseguido y perdido?
Me parece que sí, porque la canción igual que la literatura se va nutriendo de las cosas reales, por más que los lenguajes después lo pongan en otro registro. El sustrato original es la realidad. Así como el tipo que escribe narrativa o poesía busca en ellas una posibilidad de expresión desde donde su propia visión del mundo le permita manifestar su espíritu y un modo de ver las cosas, de proponer cambiarlas, de pararse frente a la totalidad... Tomada como lenguaje expresivo, con la canción pasa lo mismo. A mí, la canción me llegó como la primera forma de poesía a la que tuve acceso y por eso, me parece un género poderoso que permite decir lo que me interesa expresar y me impresiona del mundo, ponerlo en un registro poético-musical y llevarlo para adelante. Pero, siempre el sustrato generador es la propia realidad.
¿Aún con las cosas que duelen?
Sí, porque está armado todo de la misma manera. Uno no puede dejar de referirse a la obra de las personas o de los artistas que fueron un paradigma y significaron una influencia trascendente... Entonces, buena parte de la obra de (Atahualpa) Yupanqui, por ejemplo, es una manifestación de ciertas cuestiones oscuras o dolorosas de su propia experiencia; y otras, son más positivas, más alegres, más vitales. Cuando un pueblo está en guerra, una porción de la actividad de la lucha se manifiesta vital y alegremente en la canción. Pero, otra parte, lo hace de modo doloroso. En las canciones de lucha se ve eso... en las de amor, ocurre lo mismo. Hay un montón que son trágicas, y otras, celebratorias. Me parece que a todo el mundo le pasa lo mismo; la diferencia puede estar en cómo uno se planta frente a las cosas y en cuánto de lo que se hace pertenece a los géneros de mercado, a lo que se debe ingerir o consumir. Y cuánto se relaciona con lo cotidiano.
EDUARDO ROUILLET