Diferentes estilos para expresar sus vocaciones de poder.
Como resultante de esto, sus discursos políticos se despliegan con tonalidades muy disímiles.
Éstos son dos de los perfiles no todos, claro que orillando el final de campaña para la carrera presidencial marcan diferencias entre Roberto Lavagna y Elisa Carrió, que de no pegar la historia una voltereta inusitada disputarán el segundo puesto en las urnas.
"Mire... es la fuerza, la decisión con que se busca el poder, la que suele dar la puntada inicial al resto de lo que haga un candidato a lo largo de una campaña. Es un posicionamiento psicológico", sostiene Eduardo Fidanza, director de Poliarquía.
"Se llega a una postulación porque consciente o inconscientemente se la desea. Cuanto más claro sea el autorreconocimiento de esta situación, más fácilmente podrá ser comunicada y puesta en acto", escribe el sociólogo Hugo Haime en su excelente trabajo "La imagen del poder".
Entonces, ¿cómo están posicionados Lavagna y Carrió de cara a esa voluntad? Veamos:
" De sus campañas se extrae que ambos se encuadran en lo que aconseja Dolores Capurro, socióloga y presidenta de Management Político: "El candidato es el líder de la campaña", dice. Y acota: "Muchos candidatos se entregan a un comité y se dejan llevar por mal camino. Es fundamental el liderazgo del ellos en su comunicación; es ineludible. La comunicación no se delega, se conduce, se lidera".
" Pero dónde se distancian Lavagna y Carrió en el campo de la voluntad de poder que los anima. Es en el estilo que vertebran y despliegan sus discursos. Monocorde y programático el primero, que siempre se siente más cómodo desarrollando ideas con fuerte lógica intrínseca que apelando al "ida y vuelta" propio de la lucha política.
Lilita, en cambio, se desplaza mejor en el diagnóstico que en la propuesta. En la estampida feroz de su verbo que en la reflexión que no requiere adversarios para tomar forma. Sin embargo, alertada de que ese estilo le genera adhesiones pero también déficits, en las semanas últimas introdujo cambios. Así, hoy no se mueve sin la presencia de Adolfo Prat Gay. El joven ex titular del Banco Central suma consistencia a la líder del ARI a la hora de hablar de economía.
Mire... Lavagna es al discurso lo que fue Arturo Frondizi; Lilita lo que fue Lisandro de La Torre dice el hombre mientras elige una barra de chocolate en "Nucha". Radical, se fue al exilio europeo como abogado y retornó como sociólogo luego de cinco años en Lovaina. Dedicado de lleno al seguimiento del discurso, formó parte del Grupo Esmeralda, que nutrió de ideas al peregrino proyecto del Tercer Movimiento que alentó Raúl Alfonsín.
No estoy comparando acota. Digo que Frondizi siempre hablaba desde un sistema de ideas, nunca del saber ingénito, natural, intuitivo... Lo dejaba a uno pensando en algo más allá de la circunstancia. Carrió, en cambio, se mueve como Lisandro, no el del debate filosófico, en lo cual éste era brillante, sino el Lisandro de la pelea política. Como él, Carrió organiza mucho de su discurso en lo puntual de la política, en lo que Kirchner hizo o dejó de hacer en las últimas horas señala la fuente. Y reitera: Las comparaciones son ligeras, pero sirven para referenciar con el pasado.
"No soy un político profesional. Nunca antes había querido competir por un cargo electivo. A los políticos no hay que creerles", dijo Lavagna en el ciclo de videochats que promueve "La Nación". Tamaño sinceramiento puso pálidos a los radicales que se juegan por su candidatura. Para constatarlo bastó llegarse ese atardecer al Comité Nacional de la calle Alsina, donde el chateo se había seguido con disciplina asiática.
Carrió, en cambio, se asume desde otra cuna:
Mamé la política de chica. Fui a la política y la política me llevará a la presidencia para recuperar a la política como una actividad digna dijo en La Pampa días atrás.
Dos formas de plantarse ante las urnas del 28, que hasta ahora no les depara el triunfo a ninguno de los dos.
CARLOS TORRENGO
carlostorrengo@hotmail.com