BUENOS AIRES (Télam, DyN y ASM).- Una banda familiar que se enriquecía mandando a la quiebra a empresas de tejido y que está acusada de estafar a sus empleados y evadir al fisco por una cifra estimada en un millón de dólares, fue desbaratada en un operativo realizado en localidades de la costa bonaerense y del resto del país.
Entre las localidades del interior, figuran Zapala, San Martín de los Andes, Bariloche y Villa La Angostura, donde la banda tenía relación con comercios dedicados a la venta de ropa tejida de calidad. En la zona cordillerana, los allanamientos fueron realizados bajo un total hermetismo durante los primeros días de setiembre, a través de un pedido de la justicia marplatense y a través de las diferentes delegaciones de la Policía Federal. Sin embargo, trascendió que en los procedimientos realizados en la región, no se registraron detenciones aunque sí se secuestró documentación contable.
Fuentes de la División Fraudes Bancarios del Departamento de Delitos Económicos de la Policía Federal informaron ayer que la organización estaba lideraba por un hombre, su mujer, su suegra, su madre y empleados de suma confianza.
Como resultado de 13 allanamientos fueron detenidas 10 personas y se secuestraron en poder de los imputados gran cantidad de automóviles cero kilómetro o importados que, según la investigación, adquirían estafando a sus propios empleados.
La maniobra criminal, explicaron las fuentes, consistía en crear empresas dedicadas a la fabricación de pulóveres y otro tipo de tejidos de punto, las cuales luego de un corto período de tiempo cerraban por quiebra. Según las fuentes, la organización volvía a crear otras firmas del mismo rubro, con otras razones sociales, con los mismos empleados de las
empresas quebradas empadronados ante la AFIP como monotributistas. De esta manera, la banda seguía produciendo pulóveres y tejidos con los mismo empleados, pero se ahorraba pagarles las cargas sociales. Agregaron las fuentes que "la supuesta cooperativa formada por los trabajadores sólo obtenía 10 por ciento de las ganancias y el resto era para la gavilla".
El jefe de la banda llevaba adelante esa maniobra con el consentimiento de todos los empleados, quienes aceptaban como única esperanza de mantener la fuente laboral, sin darse cuenta que en realidad pasaban a formar parte de la maniobra criminal.
Según los voceros policiales, el líder de la banda implementaba la maniobra desde hacía casi cinco años y cada empresa que formaba tenía un mismo fin: su cierre y liquidación como si el negocio no fuera rentable, cuando en realidad le permitía obtener ganancias ilícitas por una cifra millonaria.
Los detectives de la División Fraudes Bancarios lograron desbaratar la organización luego de advertir los asiduos viajes que el cabecilla realizaba a distintos puntos turísticos del país, famosos por la venta de pulóveres.
El centro de operaciones era la ciudad de Mar del Plata, pero la banda tenía "sucursales" o puntos de venta en otras zonas costeras como Pinamar, Villa Gesell, Miramar, Santa Teresita y en centros turísticos como Bariloche, Villa La Angostura y San Martín de Los Andes.
La causa está en manos del juez federal 1 de Mar del Plata, Alejandro Castellano, quien ordenó un total de 13 allanamientos simultáneos en casas, fábricas, y locales de venta, en los que se secuestraron documentación y elementos incriminatorios.
Durante los procedimientos se determinó que los líderes de la organización habían adquirido una variedad de lujosos bienes, entre ellos, vehículos importados últimos modelos del tipo 4x4, de marcas BMW, Chrysler y Honda.
Los investigadores ahora tratan de establecer si la organización delictiva también se dedicaba al lavado de dinero, además del enriquecimiento ilícito.