En la ciudad se ha observado que durante un fin de semana un grupo de personas "anónimas" destruyó y quemó los cestos de residuos y árboles de nuestra vereda, así como también el frente de nuestra escuela, recién pintada. No sólo fue en nuestro sector sino además en varias partes de la ciudad.
Esas personas si se les puede decir "personas", por la bestialidad que han hecho deberían darse cuenta del daño que causan a la ciudad. Lo que rompen es parte de todos (mío, tuyo y de todos) y, a la vez, dañan el medio ambiente con el humo y estropean los árboles, que nos dan oxígeno.
Por esta razón nosotros terminamos perdiendo, ya que todos pagamos impuestos para mantener la ciudad limpia, ordenada y bien cuidada. Nosotros también aportamos para mejorar y preservar nuestro entorno social: cuando compramos golosinas, figuritas, etc., estamos pagando una parte del IVA.
En fin, los bienes no pertenecen a alguien en particular, son públicos, "los bienes de todos".
P/alumnos de 6º grado de la Escuela Nº 168 "Francisco Rival",
Vivo en Bariloche y desarrollo mis actividades en el rubro comercial: soy distribuidor. Resulta increíble que, entre los ítems que debo tener en cuenta dentro de mis gastos, deba incluir el costo de circular por las calles de esta ciudad.
Los controles municipales respecto de mi situación tributaria son habituales, al punto de sentirme muchas veces perseguido. El cumplimiento efectivo de mis obligaciones haría suponer que no tendría costos por la rotura de ejes, cubiertas, dirección, etc., porque los impuestos, según dicen, tienen por finalidad el mantenimiento de calles y avenidas de nuestra ciudad. Entonces, ¿por qué debo disponer de mis ingresos para desarrollar mi actividad por la desidia de los funcionarios responsables?
Me hago eco de la carta del Sr. Sergueira publicada el 2 del corriente. La diferencia es que esta gente a la que voy a hacer mención va más allá de lo real, hace referencia a la invisibilidad de la ocupación de sus ancestros con un contenido netamente folclórico, basado en la mentira y la demagogia de un grupo de sujetos ¡disfrazados de mapuches!
Tengo 44 años, nací y me crié en el lugar. Desde la época de mi padre, suman más de 50 los años de vivir y trabajar estas tierras. Nunca hubo un asentamiento mapuche aquí; si en algún momento hubo alguien que se reconociera como tal dentro de nuestras tierras fue empleado por mi padre para cumplir trabajos específicos de campo, por lo cual se le ha pagado (alambradores, puesteros).
Nada hacía suponer que iba a sufrir la pesadilla de una ¡usurpación! Fue así que, días antes, me avisaron en forma anónima que un grupo iba a ingresar en el campo. Ante los hechos, me acerqué a la comisaría de Junín de los Andes e hice una exposición. Desde el juzgado me notificaron que ese día personal policial me acompañaría en forma preventiva.
Llegó el 31/1/05 y, como dice el Sr. Sergueira, al nuevo estilo de prepotencia, ilegalidad y avasallamiento, sin importarles en absoluto la presencia policial ingresó en mi propiedad con total impunidad un grupo de sujetos que dicen ser miembros de la comunidad Linares, así como también representantes de derechos humanos.
¿El porqué de esta gesta? Levantaron sus voces en reclamo de sus supuestos derechos ancestrales. ¿Y los míos?
Cuando hablo de derechos, lo hago en su amplio aspecto y bajo el concepto de respeto: respetar para ser respetado, un principio fundamental para una buena convivencia.
Convengamos que la modalidad de la usurpación porque, seamos sinceros, hoy en día las usurpaciones están de moda es una cachetada al sistema jurídico que crea incertidumbre en todos los ámbitos.
¿A quién le toca? Ya nadie escapa a esta realidad; tal es así que tanto la Sociedad Rural de Neuquén como cámaras de comercio e inmobiliarias de Junín y San Martín de los Andes repudiaron estos hechos a través de los medios escritos.
Parece mentira que la provincia del Neuquén se haya convertido en tierra de nadie, donde algunos funcionarios políticos se hacen los zonzos y miran para otro lado. ¿Neuquén es confianza? Ruego a Dios que esto pronto termine y que la Justicia cumpla con su rol: aplicar la ley en todo el sentido de la palabra, para que la Constitución argentina sea el espejo donde nos reflejemos todos los ciudadanos por igual.
Pregunto a la sociedad qué significado tiene el 12 de octubre en nuestra realidad.
Sabemos de la triste historia de lo que desde Europa se llamó "la conquista".
Sabemos del sufrimiento de los pueblos originarios y de los reclamos aún pendientes.
Sabemos que hay un ánimo de victoria en algunos y derrota en otros.
Pero ¿esto nos alcanza?
¿Esta visión de la realidad nos permite afrontar mejor los desafíos?
¿Qué es mejor, tomar partido por un bando y fomentar indirectamente el rencor o, desde una perspectiva amplia, generosa y humana, rescatar de la historia los puntos en común recreados por este formidable "encuentro de culturas"?
Podrá adivinar mi respuesta: creo en el diálogo como un medio fecundo de confraternizar. Creo en asumir la historia, con todos sus matices y dolores, pero sin perder perspectiva ni visión de futuro y, sobre todo, creo que sobre cualquier diferencia cultural o de etnias somos seres humanos con un destino común por construir.
Nuestro país y especialmente el sur argentino tiene graves desafíos en materia ambiental que, de no hallar una armónica y consensuada solución, nos perjudicarán tanto a "conquistadores" como a "conquistados".
Piénsese en la escasez hídrica, en la tala indiscriminada de bosques, en la destrucción de la fauna y flora autóctonas y, aspecto que considero no menor, en la afectación del patrimonio paisajístico.
¿No son acaso desafíos en común que debemos enfrentar en conjunto quienes habitamos este suelo?
¿No resultaría más "útil" concentrar nuestros esfuerzos en debatir los problemas en común y en cómo actuar para defendernos de los "nuevos conquistadores" disfrazados de "sociedades off shore"?
Ojalá este 12 de octubre, más que centrar la discusión sobre los "verdaderos" culpables o inocentes, hayamos comprendido la importancia de los valores democráticos como medios genuinos de la defensa de un desarrollo sustentable y armónico, con plena inclusión social.
En especial, lo deseo para mi "patria chica", Bariloche, tierra de pioneros y valerosos aborígenes. Necesitamos convocar a todas las comunidades que allí conviven para construir, esperanzados, un mundo más humano. Que así sea.
Dos artículos publicados por este diario el mayor formador de opinión de la zona en lo que a medios gráficos se refiere han tratado el tema de la adicción al juego y las estrategias de su tratamiento.
Sin perjuicio de no ser "licenciado" en la materia y como simple nativo fisquemenuquense, puedo apreciar que la instalación de salas de juego en localidades como la nuestra, netamente dedicadas a la producción, es un cáncer destructor que está causando estragos en nuestra sociedad.
Si los tecnócratas de turno orientaran sus saberes a analizar cuántas causas de nuestro abarrotado juzgado de Familia incluyen el ingrediente del juego en los conflictos familiares y cuál es el daño concreto a la economía regional que produce ese agujero negro por donde se van la puerta que tenía que comprar para hacer la pieza de los chicos, la ortodoncia, la educación, la alimentación adecuada y ni hablar del tiempo compartido entre padres e hijos y cuanto otro proyecto familiar, dimensionaríamos la envergadura del problema.
Algunas localidades de la zona implementan políticas activas contra ese flagelo y creo que si queremos seguir cantando grandezas acerca de Roca tenemos que ir al hueso en esta cuestión.
Es un secreto a voces que los beneficiarios de planes solidarios tratan en sus días de cobro de multiplicar la magra suma que reciben y terminan volviendo a casa con las manos vacías.
El licenciado Varela Blanco manifiesta que "es un hecho que las empresas de casinos de todo el mundo prefieran, sin dudarlo ni por un instante, jugadores responsables en vez de compulsivos. Por eso son ellas mismas a través de prestigiosos y expertos profesionales especializados las que llevan adelante la iniciativa de distintos protocolos y programas preventivos que, de no ser así, nadie haría". Respeto su opinión, pero yo pongo mi voto (no unos pesos) a la figura de Di Giacomo sobre el zorro y las gallinas. Y también espero en Dios que el nuevo concejal ponga el suyo para curar de raíz este mal que nos aqueja.
En una contratapa, "Río Negro" daba cuenta de los emolumentos de los presidentes de algunos países del mundo. Así nos enteramos de que el sueldo (de bolsillo) del nuestro asciende a 9.500 pesos, lo cual nos lleva a pensar que si mañana se jubilara su haber mensual bruto no sería inferior a los 10.000 pesos y que, por obra y gracia del artículo 9 de la ley de solidaridad previsional, la Anses le quitaría mensualmente la friolera de 2.780 pesos (¡casi el 30%!) para solidarizarse con aquellas eméritas personas de bajos gananciales. ¿Cómo le caerá al futuro ciudadano Dr. K tamaño zarpazo? Bah, habría que saber si Alfonsín, Cafiero y otros son o no alcanzados por dicha ley.
Y ahora, la parte tragicómica de la nota periodística: George W. Bush tiene un sueldito de 33.587 dólares, o sea, 105.126,45 pesos, lo cual significa que si algún día dispusiera radicarse definitivamente en nuestra querida Argentina y aquí se jubilara con ese monto por haber bruto mensual, la Anses le "podaría" mensualmente nada menos que 69.367,82 pesos.
Y bueno, no hay mal que por bien no venga: con dicha ley nos aseguramos que el cowboy no se meterá a vivir en nuestra casa.
